ÉRAKON
Capítulo 7
BURBUJAS
Isabel
Capítulo 7
BURBUJAS
Isabel
Aun puedo recordar aquel remolino de agua, que venía desde la tierra. Aun recuerdo como las lágrimas salían de mis ojos, preguntándome: “¿por qué he tenido que ser tan curiosa?” Y es que, la curiosidad mató al gato. Sé que jamás volveré a ver a mi madre, sé que aquí se acaba todo. ¿Por qué Víctor y yo no atendimos a las advertencias del libro? ¿Por qué tuvimos que abrir la maldita puerta y adentrarnos en un mundo de un libro? Deberíamos haber dejado de soñar, nada más ver como las páginas comenzaban a escribirse solas. No debíamos haber abierto el libro. Y en ese momento, un haz de luz. La velocidad comenzaba a marearme. Tuve que apoyarme en Víctor para no caerme, lo recuerdo. Y ahora, un haz de luz...
Que no esté muerta, por favor, quiero seguir viviendo algo más... Comienzo a escuchar murmullos, ¿hay gente? Intento abrir los ojos. Los párpados parecen plomo, como si fueran muy pesados. Y es que, no quiero ver lo que me ha pasado. ¡Oh, vamos! Abre los ojos. No voy a quedarme en la infinita oscuridad, ¿verdad? Así que, por mucho que me cueste, abro los ojos rápidamente. Y lo primero que veo, son burbujas. ¿Burbujas? No, no me equivoco. Me incorporo, maldita sea... Tengo la cabeza fatal. Lo cual, me vuelvo a tumbar. Suspiro aliviada. No estoy muerta, sigo aquí... Espera, ¿estoy sentada sobre arena? Dejo mi cansancio y me levanto rápidamente. Miro a mi alrededor. No doy crédito a lo que están viendo mis ojos. Esto... parece agua. ¿Pero cómo es que ahora mismo la estoy “respirando”? ¿Cómo es que no me quedo sin aire? Abro la boca, siento como se mete el agua, pero no me molesta. Estoy sorprendida y a la vez, asustada. Agito la mano y puedo ver, como burbujas se forman. ¡Qué guay! Pero, me giro y veo que hay gente al rededor de algo. Están asustados por algo que pasa ahí.
-¿Qué hace aquí?-Dice uno, en un idioma que no es el castellano, sin embargo, los entiendo a la perfección. Es fascinante...
-Anda, es un humano.
-¡Oh! Parece dormido, ¿qué le pasa?
-A lo mejor está muerto. Oye, ¿qué es eso verde que tiene en la cabeza?
Oh, no. Acabo de recordar de que no he llegado aquí sola. Me hago paso entre la gente, entonces, me miran extrañados. Me paro en seco al ver que aquellos seres eran extraños. No son como nosotros, sino como los peces. Si, peces. Este mundo cada vez parece más raro. Para empezar, son sirenas y tritones, más o menos. Tienen cuerpo de humano y cola de pez. Pero, no tienen piel, sino escamas. Tienen pelos de diversos colores. Sacudo la cabeza, no es momento de entretenerse con esas cosas. Entonces, llego al final, aquellos extraños han decidido hacerme paso. Y me lo esperaba. Aquella “cosa” que observaban, era Víctor. Era fácil deducir, por esa cosa verde que tiene en la cabeza. Oye, ¿aun está agarrada? Se la está agarrando, ¿es que le importa más una estúpida gorra? Bah, dejemos las peleas. Lo sacudo bruscamente.
-¡Vamos, despierta!-Exclamo.-¡Idiota!-Abre los ojos con dificultad y al verme a mí, ladea la cabeza.
-¿Qué hago aquí?-Pregunta, se levanta y pega un brinco al ver el mundo submarino en el que estamos. Y a sus habitantes...-¿Quienes son? ¿Dónde estoy?
-¡A mí no me preguntes!
Los hombres-peces sueltan una carcajada y luego, nos miran con curiosidad. Pongo los brazos en jarra.
-¿Ocurre algo?-Pregunto, enarcando una ceja. Comienzo a reflexionar. Yo comprendo el idioma de aquellos extraños, ¿pero ellos el mío?
-No, nada, tan solo que sois extraños. Hace tiempo que no se ven humanos en Sohka.-Responde un hombre-pez. Sus escamas eran naranjas, con unas cuantas franjas blancas. Oye, ¿no parece un pez payaso? Aunque use un idioma diferente, puedo denotar en su voz que es un hombre ya mayor, como un anciano. Además, sus escamas están desgastadas, como si fueran muy viejas. Su mirada cansada y se movía con lentitud- Y parece que acabáis de llegar desde ahí arriba-Señala el cielo.
-¿Sohka?-Pregunta Víctor, que está dando tumbos y poniéndome histérica-No sé qué es eso.
-¡Sohka es el lugar en el que estás ahora!-Exclama una especie femenina. Es una joven, de podría decir de unos 20 años, aunque a lo mejor aquí no son años, sino otra cosa. De escamas violetas y resplandecientes. Su cabello era oscuro.-Vaya, se nota que no sois de por aquí. ¿De dónde venís? ¿De Lojenee?
-Me estoy perdiendo, vamos a dejarlo claro... Nosotros, ¿estamos en Érakon?-Pregunto. La mujer suelta una carcajada sonora y los demás, le acompañan.
-En Érakon, ¿en otro sitio si no...?-Pero entonces, calla un momento y nos mira, aterrorizada.-¡Ahh! ¿No me digáis que habéis venido de la Tierra?
Trago saliva y asiento lentamente. Los demás hombres-peces salen corriendo. Todos, menos el anciano y la mujer. Esta última nos mira, horrorizada.
-¡Son enviados de la malvada Anhelesmina!-Exclama-¡¡Largo de Sohka!! ¡Fuera!-Y se marcha corriendo. El anciano suspira y se gira hacia nosotros. Víctor se ha quedado sorprendido, al parecer, no ha comprendido nada. Yo tampoco.
-Disculpadles, son así... No comprenden.-No está asustado, ¿qué? El hombre es peculiar. Sonríe, como si me hubiese leído el pensamiento.-Seguidme.
No sé por qué, ese hombre inspira confianza. No son como los demás, no ha salido corriendo. Me cae bien, aun así, me han enseñado a no ir con desconocidos. Pero Víctor sigue al hombre, ¿es que piensa dejarme sola? No puede ocurrir nada peor... Estamos atrapados en un mundo fantástico, bajo el mar, te acaban de llamar enviado de la malvada no sé qué. Mejor seguir al hombre.
-¡Oye, espérame!-Exclamo y... nado hacia ellos. Si, está bien nadar sin ahogarse, que es lo que suelo hacer cuando estoy en la playa o en la piscina. No sé nadar, lo admito. Puedo mantenerme flotando o el estilo perrito, lo siento, pero no doy para más. Al hombre le parece más fácil, ya que lleva más tiempo en el agua. A pesar de su edad, va más rápido que nosotros, así que comienza a nadar más despacio, para esperarnos. Llegamos a una casa, parecen anémonas. Pero, estas son de un color... verde resplandeciente. El hombre pez hace un gesto, invitándonos a pasar a su supuesta casa. Retrocedo, he escuchado que las anémonas son venenosas. Víctor también se para en seco. El hombre nos mira, extrañado.
-¿Qué ocurre?-Pregunta.
-Ehm... ¿las anémonas no eran venenosas? Causan urticaria. Al menos, eso creo...-Víctor piensa lo mismo que yo. ¡Anda, era urticaria!
-Ur... ¿urti qué?-El hombre parece extrañado.-Bueno, da igual. Bastantes humanos han entrado cuando yo era joven. A ninguno de ellos le ha pasado nada. Así que, no creo que vosotros seáis una excepción.-Entonces, Víctor asiente y se pierde entre nas anémonas. ¿Qué...?
-¡Oye, no seas tan irresponsable!-Al parecer, a este chico no le importaba nada. Suspiro, Víctor es así... Le sigo. Bueno, es mejor tener el cuerpo lleno de ronchas que acabar sola en este extraño lugar.
Cuando entramos en la anémona, nos sorprendemos bastante. El anciano murmura unas palabras en su idioma, pero lo dijo tan rápido y tan flojo, que no pude escucharlo. En ese momento, un halo de luz azulada nos rodea. Siento cosquillas cuando se enrolla a mi cintura, como una serpiente. Hace lo mismo con Víctor y el anciano. Acto seguido, acabamos en una habitación iluminada. El halo de luz desaparece. Me extraña bastante que el lugar esté iluminado, porque supuestamente, estamos en una anémona. Y dentro del agua, ¿es posible haber luz? Anda, mira. Arriba, hay una especie de lámpara, pero es redonda. Me daña a la vista, parece una especie de sol pequeño para una habitación. Transmite calor. Hay muebles, no son de madera, ni de metal. Son rojos, los toco con la mano... ¿Coral, quizás? No creo que se llame así en “Sohka”. El anciano sonríe al darse cuenta de que miramos con curiosidad su estancia.
-¡Ya he llegado!-Dice el anciano, poniendo las manos como megáfono. Como si estuviera avisando a alguien. ¿Es que acaso hay más personas en esta casa-anémona? Entonces, alguien viene de la planta de arriba. Me doy cuenta de que no tienen escaleras ya que no les hacen falta. Es como una vivienda humana, pero sin escaleras, pueden nadar hacia abajo. Oye, aquí puedo flotar, ¿no? Quien viene es otro de esos seres, como no. Es un chico, muy parecido al anciano. También es una especie de pez payaso. Es bastante alto, si puede llamarse así. Ojos color verde y bastante extraños. De cabello pelirrojo oscuro. Esta raza, seguro que todos tienen el pelo oscuro. No he visto a ningún rubio y ni a ningún castaño claro. Debe de tener unos cuatro años más que nosotros. El chico nos mira extrañado, pero al ver que estamos con el anciano sonríe. Quizás sea su padre... No, tiene demasiados años. ¿Su abuelo, quizás?
-¡Hey! ¡Ya has traído visita! Menos mal, comenzaba a aburrirme aquí dentro-Sonríe.
-Estos son dos humanos que nos encontramos en la plaza. Han llegado del cielo. Algunos piensan de que, como han venido desde el cielo, son enviados de la Malvada Anhelesmina. Pero es todo lo contrario. Yo pienso que son enviados del Gran Bikulej.
-¿Bikulej? ¿Anhelesmina? ¿Quienes son? -Pregunto, parece que hablan de una especie de religión.
-Nah, tan solo dioses. Algunos creen en ellos y otros no.-Nos dice el chico. El anciano suspira.
-Él nunca ha creído en estas cosas, solo cree en lo que ve... Bueno, no es momento de hablaros de nuestras creencias. Este es mi nieto, Noahm.
-¡Un placeeeeeeeeer!-Dice el chico con una sonrisa. Entonces, estira la mano derecha hacia mí y la mano izquierda hacia Víctor. Le tiendo la mano que me acaba de dar... Y puedo ver que tengo restos de escamas en ella. Hum... nunca había tocado a un pez, el chico está bastante frío. No me atrevo a decir mi nombre, pero gracias a Dios que Víctor es muy directo.
-Soy Víctor... oye, tienes un nombre muuuy extraño.-Víctor le tiende la mano y luego la mira, jugueteando con las escamas que ha dejado en su mano. Luego, levanta la cabeza y le sonríe al chico. Cierto, tiene un nombre bastante extraño. Le doy un codazo a Víctor en las costillas. Él me mira, con cara rara.
-Ten un poco de educación.-Le digo, en un susurro.
-¡Oh, cotilleos!-Exclama el pez payaso joven, al verme susurrar a Víctor.-Conque Víctor... Un nombre extraño, sin duda. Pero está bien... ¿Cómo se llama la tía esa que tienes al lado?-Tengo el presentimiento de que el chico y Víctor se llevarán bastante bien. Como no, los dos estarán haciendo el payaso... Que irónico. Haciendo el payaso... ¡Anda! Que ha preguntado por mi nombre.
-Ehm... yo soy Isabel.-Me presento. El chico asiente y después, silva, con admiración.
-¡Toma ya! Víctor e Isabel, Isabel y Víctor. Son nombres la mar de raros, que queréis que os diga.-Víctor ríe, ¿¡cómo puede estar pasándoselo bien en un momento así!? ¡Estamos perdidos en un mundo desconocido, que aun no conocemos!
-Si... Pero Noahm es raro... No lo había escuchado nunca. Quizás porque vengamos de mundos diferentes.-El chico pez sonríe.
-Claro, en la Tierra Víctor e Isabel serán nombres normales, pero aquí... No creo que existan.-El anciano comienza a dar patadas al suelo, impaciente.
-¿Habéis terminado ya?-Yo voy a responderle, pero Víctor lo ignora y sigue hablando con Noahm.
-Ya... oye, ¿tengo una pinta extraña?-Pregunta, Noahm lo mira con curiosidad. Víctor lleva unos pantalones vaqueros y una camisa blanca de mangas largas. Y como no, su característica gorra verde que me saca de quicio. La camisa está como si flotara, en el agua.
-¡Sí, estás muy raro! Pero... la malhumorada.-me señala y sigue hablando.-no tiene esa cosa en la cabeza.
-Porque yo no soy una cutre rapera.-Respondo, cruzada de brazos.-Además, no estoy malhumorada.
-Pues... por tu actitud yo diría que sí.-Responde el pez, Víctor suelta una risita por lo bajo. ¿Tienen que estar todo el rato burlándose de mí?-¿Siempre se comporta así o es que hoy tiene un mal día?-Esto se lo ha preguntado a Víctor.
-Bueno, siempre está de malhumor y hoy tiene un mal día... Aunque por ahora, va bien... Como siempre. Aunque hay que esperar.-Entonces, los dos soltaron una carcajada sonora. Aprieto los puños con fuerza, con intenciones de ignorarlos. Vale, es cierto que me enfado con facilidad, ¡pero es que estos dos chicos me sacan de quicio, parece que quieren enfadarme porque sí! Entorno los ojos, mirándoles. Sin embargo, no les respondo. El anciano se aclaró la garganta y nos miró, severo.
-Espero que ya hayáis terminado la cháchara sobre el malhumor de la moza.-¡Mira, alguien me defiende! O eso creo... Esta comenzando a enfadarse.-A lo que íbamos. No sé si sois enviados de Bikulej o de Anhelesmina, pero de algo estoy seguro:
>>Sois humanos. Los primeros humanos que hemos visto en Sohka, después de tanto tiempo. Por esa razón, quiero invitaros a mi hogar.
>>Quizás eso atraiga problemas, pero recuerdo que cuando era joven, muchos humanos venían a mi casa. Aunque... no me acuerdo de ellos... La edad comienza a afectar a mi memoria. Por eso quiero que estéis aquí. Para recordar mis tiempos de juventud...
-¡Bah!-Le interrumpe Noahm.-Vamos, no te enrolles tanto, abuelo. Además, es impresionante. Te acuerdas de que humanos vinieron a tu casa y ni siquiera recuerdas tu propio nombre. Ni el mío, ni el de mis padres...
-¡Claro que lo recuerdo, tú eres Noahm!
-Ya, soy Noahm... Pero una vez llegaste a llamarme “cariño” y “querida” Vale, soporté el primer apodo, ¡pero eso de querida ya es imperdonable! Y... ¿recuerdas el nombre de mi madre? ¿Y el de mi padre?
-Esto... espera, Noahm. Lo tengo en la punta de la lengua...-¿No se sabe los nombres de los padres de Noahm...? Menuda memoria tiene. Encima, se acuerda de cosas cuando era Joven... Víctor suelta una risa discreta, se lo está pasando pipa. Noahm pone los ojos en blanco.
-No, no te acuerdas. Son Mii y Cyou. ¿No te acuerdas del nombre de tu hija?
-¡Claro, el nombre de mi hija es Mii! Que quieres que te diga, Noahm... No tengo buena memoria... ¿podríamos dejar el tema y seguir con mi historia?
-¡Abuelo! ¡No se merecen soportar tus batallitas!-Entonces, se gira hacia nosotros.-Estáis cansados, ¿verdad?
-Yo no.-Dice Víctor.
-Pues yo sí. ¿A ti no te cansa que un remolino te alce al cielo?-Le espeto, aun no me hacía a la idea de estar en Sohka y me gustaría estar durmiendo. Además, quiero irme ya a la mama para despertar de esta horrorosa pesadilla. ¡Quiero estar en mi casa!
-No, no me cansa.-Me responde él, así de tranquilo. ¡Es que a veces me saca de quicio!
-Bueno... creo que deberíais descansar...-Es el anciano quien habla, con intenciones de pararnos. Sonrío, mirando a Víctor. Esta vez he ganado yo... -Noahm, guía a Isato y a Vicsa hacia la habitación de invitados.-Le miro con mala cara. ¿Isato? ¡Eso suena a nombre japonés! De todos modos, callo y no digo nada. Pero como no, el tonto con quien estoy acompañada no se calla ni debajo del agua. Anda, acabo de hacer otro chiste.
-¿Isato, Vicsa? Es Isabel y Víctor...-Responde, sin parar de sonreír. Víctor se toma las cosas bastante bien.
-Eso, eso...-Entonces, Noahm hace un gesto, para que nademos hacia la planta de arriba... Que prácticamente, es tan solo un escalón gigante. Nadamos hacia arriba, entonces le seguimos. Hay un pasillo, también iluminado por pequeños soles... ¿Por qué no se apagan, si estamos en el agua? Las paredes, son de un color verde... Pero... ¿están en relieve? ¡Eh, las paredes tienen anémonas! Claro, es que estamos en una anémona. Sin embargo, el suelo es de un color... Gris... Es una piedra. Dah, es extraño... pero fascinante. Hay muebles de coral, o de un material muy parecido... Entonces, Noahm se para ante una puerta, también es de coral. La abre.
-Entrad.-Dice, invitándonos con un gesto a la habitación. Nosotros pasamos. Entonces, me fijo en la habitación. El suelo y las paredes son de piedra... Nado hacia el suelo y lo toco, es la textura de una piedra... Entonces me doy cuenta de que hay un armario de Coral, porque Noahm saca de ahí unas... ¿algas? Y las tira, entonces, murmura unas palabras... Bastante extrañas. Eran en otro idioma, no el que usaban, sino otro distinto. Con una pronunciación más rápida y suave, parece una bonita melodía. Entonces, las algas que estaban flotando en el aire, comienzan a moverse y comienzan a agruparse en dos montones de algas. Luego, Noahm comienza a mover los dedos y los dos grupos de algas comienzan a tener forma... ¿Y ahora parecen dos camas? Me quedo con la boca abierta, al ver aquella cosa que había hecho Noahm. Eso también le había asombrado a Víctor, entonces, Noahm sonríe.
-¿Cómo has hecho eso?-Le pregunto.
-¿Qué? Todos los Sohkonitas saben hacerlo. Bueno... Elegid cama.
-Aun es de día.-Se queja Víctor.
-Bueno... Si, es de día. Pero tendréis que dormir, ¿no? Supuestamente, habéis hecho un largo Viaje...-Entonces, sonríe y sale de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Víctor suspira y se sienta en la cama que está a la izquierda.
-¿De verdad que no estás cansado?-Le pregunto.
-No, ¿por qué iba a estarlo? Para mí, el viaje no ha sido para nada largo.-Suspiro y cierro los ojos, creo que necesito descansar. Quizás, cuando despierte... No esté aquí.
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