BLOGGER TEMPLATES AND TWITTER BACKGROUNDS »

viernes, 26 de agosto de 2011

Capítulo 7 Burbujas

ÉRAKON
Capítulo 7
BURBUJAS
Isabel

Aun puedo recordar aquel remolino de agua, que venía desde la tierra. Aun recuerdo como las lágrimas salían de mis ojos, preguntándome: “¿por qué he tenido que ser tan curiosa?” Y es que, la curiosidad mató al gato. Sé que jamás volveré a ver a mi madre, sé que aquí se acaba todo. ¿Por qué Víctor y yo no atendimos a las advertencias del libro? ¿Por qué tuvimos que abrir la maldita puerta y adentrarnos en un mundo de un libro? Deberíamos haber dejado de soñar, nada más ver como las páginas comenzaban a escribirse solas. No debíamos haber abierto el libro. Y en ese momento, un haz de luz. La velocidad comenzaba a marearme. Tuve que apoyarme en Víctor para no caerme, lo recuerdo. Y ahora, un haz de luz...

Que no esté muerta, por favor, quiero seguir viviendo algo más... Comienzo a escuchar murmullos, ¿hay gente? Intento abrir los ojos. Los párpados parecen plomo, como si fueran muy pesados. Y es que, no quiero ver lo que me ha pasado. ¡Oh, vamos! Abre los ojos. No voy a quedarme en la infinita oscuridad, ¿verdad? Así que, por mucho que me cueste, abro los ojos rápidamente. Y lo primero que veo, son burbujas. ¿Burbujas? No, no me equivoco. Me incorporo, maldita sea... Tengo la cabeza fatal. Lo cual, me vuelvo a tumbar. Suspiro aliviada. No estoy muerta, sigo aquí... Espera, ¿estoy sentada sobre arena? Dejo mi cansancio y me levanto rápidamente. Miro a mi alrededor. No doy crédito a lo que están viendo mis ojos. Esto... parece agua. ¿Pero cómo es que ahora mismo la estoy “respirando”? ¿Cómo es que no me quedo sin aire? Abro la boca, siento como se mete el agua, pero no me molesta. Estoy sorprendida y a la vez, asustada. Agito la mano y puedo ver, como burbujas se forman. ¡Qué guay! Pero, me giro y veo que hay gente al rededor de algo. Están asustados por algo que pasa ahí.
-¿Qué hace aquí?-Dice uno, en un idioma que no es el castellano, sin embargo, los entiendo a la perfección. Es fascinante...
-Anda, es un humano.
-¡Oh! Parece dormido, ¿qué le pasa?
-A lo mejor está muerto. Oye, ¿qué es eso verde que tiene en la cabeza?
Oh, no. Acabo de recordar de que no he llegado aquí sola. Me hago paso entre la gente, entonces, me miran extrañados. Me paro en seco al ver que aquellos seres eran extraños. No son como nosotros, sino como los peces. Si, peces. Este mundo cada vez parece más raro. Para empezar, son sirenas y tritones, más o menos. Tienen cuerpo de humano y cola de pez. Pero, no tienen piel, sino escamas. Tienen pelos de diversos colores. Sacudo la cabeza, no es momento de entretenerse con esas cosas. Entonces, llego al final, aquellos extraños han decidido hacerme paso. Y me lo esperaba. Aquella “cosa” que observaban, era Víctor. Era fácil deducir, por esa cosa verde que tiene en la cabeza. Oye, ¿aun está agarrada? Se la está agarrando, ¿es que le importa más una estúpida gorra? Bah, dejemos las peleas. Lo sacudo bruscamente.
-¡Vamos, despierta!-Exclamo.-¡Idiota!-Abre los ojos con dificultad y al verme a mí, ladea la cabeza.
-¿Qué hago aquí?-Pregunta, se levanta y pega un brinco al ver el mundo submarino en el que estamos. Y a sus habitantes...-¿Quienes son? ¿Dónde estoy?
-¡A mí no me preguntes!
Los hombres-peces sueltan una carcajada y luego, nos miran con curiosidad. Pongo los brazos en jarra.
-¿Ocurre algo?-Pregunto, enarcando una ceja. Comienzo a reflexionar. Yo comprendo el idioma de aquellos extraños, ¿pero ellos el mío?
-No, nada, tan solo que sois extraños. Hace tiempo que no se ven humanos en Sohka.-Responde un hombre-pez. Sus escamas eran naranjas, con unas cuantas franjas blancas. Oye, ¿no parece un pez payaso? Aunque use un idioma diferente, puedo denotar en su voz que es un hombre ya mayor, como un anciano. Además, sus escamas están desgastadas, como si fueran muy viejas. Su mirada cansada y se movía con lentitud- Y parece que acabáis de llegar desde ahí arriba-Señala el cielo.
-¿Sohka?-Pregunta Víctor, que está dando tumbos y poniéndome histérica-No sé qué es eso.
-¡Sohka es el lugar en el que estás ahora!-Exclama una especie femenina. Es una joven, de podría decir de unos 20 años, aunque a lo mejor aquí no son años, sino otra cosa. De escamas violetas y resplandecientes. Su cabello era oscuro.-Vaya, se nota que no sois de por aquí. ¿De dónde venís? ¿De Lojenee?
-Me estoy perdiendo, vamos a dejarlo claro... Nosotros, ¿estamos en Érakon?-Pregunto. La mujer suelta una carcajada sonora y los demás, le acompañan.
-En Érakon, ¿en otro sitio si no...?-Pero entonces, calla un momento y nos mira, aterrorizada.-¡Ahh! ¿No me digáis que habéis venido de la Tierra?
Trago saliva y asiento lentamente. Los demás hombres-peces salen corriendo. Todos, menos el anciano y la mujer. Esta última nos mira, horrorizada.
-¡Son enviados de la malvada Anhelesmina!-Exclama-¡¡Largo de Sohka!! ¡Fuera!-Y se marcha corriendo. El anciano suspira y se gira hacia nosotros. Víctor se ha quedado sorprendido, al parecer, no ha comprendido nada. Yo tampoco.
-Disculpadles, son así... No comprenden.-No está asustado, ¿qué? El hombre es peculiar. Sonríe, como si me hubiese leído el pensamiento.-Seguidme.
No sé por qué, ese hombre inspira confianza. No son como los demás, no ha salido corriendo. Me cae bien, aun así, me han enseñado a no ir con desconocidos. Pero Víctor sigue al hombre, ¿es que piensa dejarme sola? No puede ocurrir nada peor... Estamos atrapados en un mundo fantástico, bajo el mar, te acaban de llamar enviado de la malvada no sé qué. Mejor seguir al hombre.
-¡Oye, espérame!-Exclamo y... nado hacia ellos. Si, está bien nadar sin ahogarse, que es lo que suelo hacer cuando estoy en la playa o en la piscina. No sé nadar, lo admito. Puedo mantenerme flotando o el estilo perrito, lo siento, pero no doy para más. Al hombre le parece más fácil, ya que lleva más tiempo en el agua. A pesar de su edad, va más rápido que nosotros, así que comienza a nadar más despacio, para esperarnos. Llegamos a una casa, parecen anémonas. Pero, estas son de un color... verde resplandeciente. El hombre pez hace un gesto, invitándonos a pasar a su supuesta casa. Retrocedo, he escuchado que las anémonas son venenosas. Víctor también se para en seco. El hombre nos mira, extrañado.
-¿Qué ocurre?-Pregunta.
-Ehm... ¿las anémonas no eran venenosas? Causan urticaria. Al menos, eso creo...-Víctor piensa lo mismo que yo. ¡Anda, era urticaria!
-Ur... ¿urti qué?-El hombre parece extrañado.-Bueno, da igual. Bastantes humanos han entrado cuando yo era joven. A ninguno de ellos le ha pasado nada. Así que, no creo que vosotros seáis una excepción.-Entonces, Víctor asiente y se pierde entre nas anémonas. ¿Qué...?
-¡Oye, no seas tan irresponsable!-Al parecer, a este chico no le importaba nada. Suspiro, Víctor es así... Le sigo. Bueno, es mejor tener el cuerpo lleno de ronchas que acabar sola en este extraño lugar.

Cuando entramos en la anémona, nos sorprendemos bastante. El anciano murmura unas palabras en su idioma, pero lo dijo tan rápido y tan flojo, que no pude escucharlo. En ese momento, un halo de luz azulada nos rodea. Siento cosquillas cuando se enrolla a mi cintura, como una serpiente. Hace lo mismo con Víctor y el anciano. Acto seguido, acabamos en una habitación iluminada. El halo de luz desaparece. Me extraña bastante que el lugar esté iluminado, porque supuestamente, estamos en una anémona. Y dentro del agua, ¿es posible haber luz? Anda, mira. Arriba, hay una especie de lámpara, pero es redonda. Me daña a la vista, parece una especie de sol pequeño para una habitación. Transmite calor. Hay muebles, no son de madera, ni de metal. Son rojos, los toco con la mano... ¿Coral, quizás? No creo que se llame así en “Sohka”. El anciano sonríe al darse cuenta de que miramos con curiosidad su estancia.
-¡Ya he llegado!-Dice el anciano, poniendo las manos como megáfono. Como si estuviera avisando a alguien. ¿Es que acaso hay más personas en esta casa-anémona? Entonces, alguien viene de la planta de arriba. Me doy cuenta de que no tienen escaleras ya que no les hacen falta. Es como una vivienda humana, pero sin escaleras, pueden nadar hacia abajo. Oye, aquí puedo flotar, ¿no? Quien viene es otro de esos seres, como no. Es un chico, muy parecido al anciano. También es una especie de pez payaso. Es bastante alto, si puede llamarse así. Ojos color verde y bastante extraños. De cabello pelirrojo oscuro. Esta raza, seguro que todos tienen el pelo oscuro. No he visto a ningún rubio y ni a ningún castaño claro. Debe de tener unos cuatro años más que nosotros. El chico nos mira extrañado, pero al ver que estamos con el anciano sonríe. Quizás sea su padre... No, tiene demasiados años. ¿Su abuelo, quizás?
-¡Hey! ¡Ya has traído visita! Menos mal, comenzaba a aburrirme aquí dentro-Sonríe.
-Estos son dos humanos que nos encontramos en la plaza. Han llegado del cielo. Algunos piensan de que, como han venido desde el cielo, son enviados de la Malvada Anhelesmina. Pero es todo lo contrario. Yo pienso que son enviados del Gran Bikulej.
-¿Bikulej? ¿Anhelesmina? ¿Quienes son? -Pregunto, parece que hablan de una especie de religión.
-Nah, tan solo dioses. Algunos creen en ellos y otros no.-Nos dice el chico. El anciano suspira.
-Él nunca ha creído en estas cosas, solo cree en lo que ve... Bueno, no es momento de hablaros de nuestras creencias. Este es mi nieto, Noahm.
-¡Un placeeeeeeeeer!-Dice el chico con una sonrisa. Entonces, estira la mano derecha hacia mí y la mano izquierda hacia Víctor. Le tiendo la mano que me acaba de dar... Y puedo ver que tengo restos de escamas en ella. Hum... nunca había tocado a un pez, el chico está bastante frío. No me atrevo a decir mi nombre, pero gracias a Dios que Víctor es muy directo.
-Soy Víctor... oye, tienes un nombre muuuy extraño.-Víctor le tiende la mano y luego la mira, jugueteando con las escamas que ha dejado en su mano. Luego, levanta la cabeza y le sonríe al chico. Cierto, tiene un nombre bastante extraño. Le doy un codazo a Víctor en las costillas. Él me mira, con cara rara.
-Ten un poco de educación.-Le digo, en un susurro.
-¡Oh, cotilleos!-Exclama el pez payaso joven, al verme susurrar a Víctor.-Conque Víctor... Un nombre extraño, sin duda. Pero está bien... ¿Cómo se llama la tía esa que tienes al lado?-Tengo el presentimiento de que el chico y Víctor se llevarán bastante bien. Como no, los dos estarán haciendo el payaso... Que irónico. Haciendo el payaso... ¡Anda! Que ha preguntado por mi nombre.
-Ehm... yo soy Isabel.-Me presento. El chico asiente y después, silva, con admiración.
-¡Toma ya! Víctor e Isabel, Isabel y Víctor. Son nombres la mar de raros, que queréis que os diga.-Víctor ríe, ¿¡cómo puede estar pasándoselo bien en un momento así!? ¡Estamos perdidos en un mundo desconocido, que aun no conocemos!
-Si... Pero Noahm es raro... No lo había escuchado nunca. Quizás porque vengamos de mundos diferentes.-El chico pez sonríe.
-Claro, en la Tierra Víctor e Isabel serán nombres normales, pero aquí... No creo que existan.-El anciano comienza a dar patadas al suelo, impaciente.
-¿Habéis terminado ya?-Yo voy a responderle, pero Víctor lo ignora y sigue hablando con Noahm.
-Ya... oye, ¿tengo una pinta extraña?-Pregunta, Noahm lo mira con curiosidad. Víctor lleva unos pantalones vaqueros y una camisa blanca de mangas largas. Y como no, su característica gorra verde que me saca de quicio. La camisa está como si flotara, en el agua.
-¡Sí, estás muy raro! Pero... la malhumorada.-me señala y sigue hablando.-no tiene esa cosa en la cabeza.
-Porque yo no soy una cutre rapera.-Respondo, cruzada de brazos.-Además, no estoy malhumorada.
-Pues... por tu actitud yo diría que sí.-Responde el pez, Víctor suelta una risita por lo bajo. ¿Tienen que estar todo el rato burlándose de mí?-¿Siempre se comporta así o es que hoy tiene un mal día?-Esto se lo ha preguntado a Víctor.
-Bueno, siempre está de malhumor y hoy tiene un mal día... Aunque por ahora, va bien... Como siempre. Aunque hay que esperar.-Entonces, los dos soltaron una carcajada sonora. Aprieto los puños con fuerza, con intenciones de ignorarlos. Vale, es cierto que me enfado con facilidad, ¡pero es que estos dos chicos me sacan de quicio, parece que quieren enfadarme porque sí! Entorno los ojos, mirándoles. Sin embargo, no les respondo. El anciano se aclaró la garganta y nos miró, severo.
-Espero que ya hayáis terminado la cháchara sobre el malhumor de la moza.-¡Mira, alguien me defiende! O eso creo... Esta comenzando a enfadarse.-A lo que íbamos. No sé si sois enviados de Bikulej o de Anhelesmina, pero de algo estoy seguro:
>>Sois humanos. Los primeros humanos que hemos visto en Sohka, después de tanto tiempo. Por esa razón, quiero invitaros a mi hogar.
>>Quizás eso atraiga problemas, pero recuerdo que cuando era joven, muchos humanos venían a mi casa. Aunque... no me acuerdo de ellos... La edad comienza a afectar a mi memoria. Por eso quiero que estéis aquí. Para recordar mis tiempos de juventud...
-¡Bah!-Le interrumpe Noahm.-Vamos, no te enrolles tanto, abuelo. Además, es impresionante. Te acuerdas de que humanos vinieron a tu casa y ni siquiera recuerdas tu propio nombre. Ni el mío, ni el de mis padres...
-¡Claro que lo recuerdo, tú eres Noahm!
-Ya, soy Noahm... Pero una vez llegaste a llamarme “cariño” y “querida” Vale, soporté el primer apodo, ¡pero eso de querida ya es imperdonable! Y... ¿recuerdas el nombre de mi madre? ¿Y el de mi padre?
-Esto... espera, Noahm. Lo tengo en la punta de la lengua...-¿No se sabe los nombres de los padres de Noahm...? Menuda memoria tiene. Encima, se acuerda de cosas cuando era Joven... Víctor suelta una risa discreta, se lo está pasando pipa. Noahm pone los ojos en blanco.
-No, no te acuerdas. Son Mii y Cyou. ¿No te acuerdas del nombre de tu hija?
-¡Claro, el nombre de mi hija es Mii! Que quieres que te diga, Noahm... No tengo buena memoria... ¿podríamos dejar el tema y seguir con mi historia?
-¡Abuelo! ¡No se merecen soportar tus batallitas!-Entonces, se gira hacia nosotros.-Estáis cansados, ¿verdad?
-Yo no.-Dice Víctor.
-Pues yo sí. ¿A ti no te cansa que un remolino te alce al cielo?-Le espeto, aun no me hacía a la idea de estar en Sohka y me gustaría estar durmiendo. Además, quiero irme ya a la mama para despertar de esta horrorosa pesadilla. ¡Quiero estar en mi casa!
-No, no me cansa.-Me responde él, así de tranquilo. ¡Es que a veces me saca de quicio!
-Bueno... creo que deberíais descansar...-Es el anciano quien habla, con intenciones de pararnos. Sonrío, mirando a Víctor. Esta vez he ganado yo... -Noahm, guía a Isato y a Vicsa hacia la habitación de invitados.-Le miro con mala cara. ¿Isato? ¡Eso suena a nombre japonés! De todos modos, callo y no digo nada. Pero como no, el tonto con quien estoy acompañada no se calla ni debajo del agua. Anda, acabo de hacer otro chiste.
-¿Isato, Vicsa? Es Isabel y Víctor...-Responde, sin parar de sonreír. Víctor se toma las cosas bastante bien.
-Eso, eso...-Entonces, Noahm hace un gesto, para que nademos hacia la planta de arriba... Que prácticamente, es tan solo un escalón gigante. Nadamos hacia arriba, entonces le seguimos. Hay un pasillo, también iluminado por pequeños soles... ¿Por qué no se apagan, si estamos en el agua? Las paredes, son de un color verde... Pero... ¿están en relieve? ¡Eh, las paredes tienen anémonas! Claro, es que estamos en una anémona. Sin embargo, el suelo es de un color... Gris... Es una piedra. Dah, es extraño... pero fascinante. Hay muebles de coral, o de un material muy parecido... Entonces, Noahm se para ante una puerta, también es de coral. La abre.
-Entrad.-Dice, invitándonos con un gesto a la habitación. Nosotros pasamos. Entonces, me fijo en la habitación. El suelo y las paredes son de piedra... Nado hacia el suelo y lo toco, es la textura de una piedra... Entonces me doy cuenta de que hay un armario de Coral, porque Noahm saca de ahí unas... ¿algas? Y las tira, entonces, murmura unas palabras... Bastante extrañas. Eran en otro idioma, no el que usaban, sino otro distinto. Con una pronunciación más rápida y suave, parece una bonita melodía. Entonces, las algas que estaban flotando en el aire, comienzan a moverse y comienzan a agruparse en dos montones de algas. Luego, Noahm comienza a mover los dedos y los dos grupos de algas comienzan a tener forma... ¿Y ahora parecen dos camas? Me quedo con la boca abierta, al ver aquella cosa que había hecho Noahm. Eso también le había asombrado a Víctor, entonces, Noahm sonríe.
-¿Cómo has hecho eso?-Le pregunto.
-¿Qué? Todos los Sohkonitas saben hacerlo. Bueno... Elegid cama.
-Aun es de día.-Se queja Víctor.
-Bueno... Si, es de día. Pero tendréis que dormir, ¿no? Supuestamente, habéis hecho un largo Viaje...-Entonces, sonríe y sale de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Víctor suspira y se sienta en la cama que está a la izquierda.
-¿De verdad que no estás cansado?-Le pregunto.
-No, ¿por qué iba a estarlo? Para mí, el viaje no ha sido para nada largo.-Suspiro y cierro los ojos, creo que necesito descansar. Quizás, cuando despierte... No esté aquí.

Capítulo 6 El Puente

ÉRAKON
CHAPTER 6
EL PUENTE
VÍCTOR

Isabel me ha informado de que no podemos hasta el viernes, ya que su madre se niega a llevarnos un día de colegio. Pues vaya, ¿ahora qué nos hará el libro? Tengo ya bastante cosas en mente que podrían pasar. Así que, hoy lunes, hemos ido a la biblioteca, para coger el libro. Y preguntarle lo que nos ha pasado y qué tiene él en nuestra contra. Para empezar, ¿qué hemos hecho nosotros para que ahora nos ataque? Porque no ha pasado el plazo, ya que era para una semana... Por cierto, si es una semana... Creo que el viernes será el último día para llevarnos al lago y echar los elementos. No puedo parar de pensar en qué cosas pasarán en Érakon.

“¿Qué tal el chapuzón y la barbacoa?” Pregunta el libro. Puedo ver que Isabel está de los nervios como para que le gasten una broma de estas.

-Dejate de tonterías y contesta: ¿por qué nos estás atacando cuando aun no ha pasado el plazo?

“Bueno, es para tres razones: la primera es para que no estéis tan tranquilos; la segunda es para que os deis prisa; y la tercera, es una demostración de lo que os pasará. Bueno, será algo peor que esas cosas, pero bueno...”

Mi rostro se ensombrece nada más leer las palabras del libro. Si esto es una demostración de lo que nos podría pasar... ¿Qué peligros serán los de Érakon? Mucho peores, seguro. Pero ya no puedo echarme atrás. Es culpa mía haber abierto el libro – culpa mía y de Isabel – así que tengo que seguir adelante. Ya no hay vuelta atrás. Habíamos ignorado las advertencias del libro y a consecuencia de ello, nos pasan estas cosas. Por eso, ya no hay nada que podamos hacer.

-Pero, no podremos ir hasta el lago Covadonga hasta el viernes. ¿Podrías parar de hacer esas cosas hasta ese día? Molesta un poco, ¿sabes? A mí no me hace mucha gracia estar apunto de morir ahogado.

-Ni a mí morir calcinada-Suspira Isabel.

“Vale, pararé. Eso si, si no es el viernes, ya no podréis abrir el puente. Esas cosas que os pasaron son tan solo cosas que pasan en vuestra mente. Pero, si no podréis abrir el puente, esas cosas pasarán realmente”

Trago saliva, ¿así que eso de por poco morirme no era una realidad?

“No, no lo era. Pero a ti te ha parecido real, ¿eh?”

Cerramos el libro.

-No sé como has conseguido que tu madre nos lleve...-Le digo a Isabel.
-Ya, se negaba, porque ahí hacía mucho frío. Pero después de “suplicarle” dijo que nos llevaría.
-Está bien. No sé que más podrá contarnos el libro, así que no creo que debamos volver a la biblioteca.
-Está bien... Víctor, ¿también estás nervioso? Por lo que podría pasar en Érakon.-Al parecer, ella piensa lo mismo que yo.
-Un poco-mucho-, pero ahora no puedo echarme atrás. Así que, ¿por qué temerle a algo que va a pasar inevitablemente? Además, podríamos salir vivos de Érakon. Pero, de lo que nos pasará si no abrimos el puente, seguro que no saldremos vivos. Ni nosotros ni nuestras familias.
-Además, hemos llegado tan lejos...-Suspira. Luego, se levanta y con un gesto, se despide. Sonrío y luego, yo también salgo de la biblioteca y me dirijo a mi casa.

Martes, la misma rutina. Ir a la escuela, estudiar, los deberes... Esas cosas que me gustan a mí tan poco pero tengo que soportar. Se sienten cada vez más nervios, ya que no puedo parar de pensar en Érakon. Creí que tardaríamos más en entrar en aquel mundo. Tan solo, tres días para ir la lago Covadonga y abrir el puente. Los que me rodean no notan que estoy nervioso, me alegro de ello. No me gusta que la gente pregunte por que me ocurre. Vale, soy muy buen mentiroso, pero cuando tengo nervios, ya no lo soy tanto. Y llego a mi casa, esta vez, mirando bien el número, ya que no quiero equivocarme y que ese señor me vuelva a chillar. Todo bien, hago lo que me piden, como si fuera un día normal

Miércoles, todo igual, pero ahora, por culpa de los nervios, las cosas comienzan a fallar. Se nota que estoy algo despistado, aunque creo que aun no lo notan. Tsk, ignorantes... Hoy he roto cinco vasos de cristal. Tres, ni más ni menos. Y no es broma. Lo peor es que los rompí todos a la vez. ¿Alguien supera mi record? Pasado mañana iremos al lago Covadonga y no tengo ni idea de por qué cuento los días para que me entren todavía más nervios.

Jueves, ahora sí que lo han notado. Todos me preguntan: “Víctor, ¿estás bien?” Para empezar, me he caído tres veces en educación física. Y no he atendido... en unas cuantas clases. Vale, eso ya es normal en mí. Pero por lo demás, nada, sigo en distraído. Y ahora, dicen que a lo mejor tengo fiebre y que debería volver a mi casa. Bah, pero no. Yo estoy bien. Me he quedado en mi habitación todo el rato para no romper ni un solo vaso más. Otra de las razones es que acababa de llegar Carlos a contarle a mi madre lo de la botella. Puedo escuchar que ahora hablan de mi extraño comportamiento. ¿No podríais hablar de otra cosa? Por ejemplo, del tiempo, de la crisis... De algo que no sea yo, por favor... Mañana es el día, mañana estaremos en el Lago Covadonga...

Viernes, ¡hoy es el día y el tiempo se me hace muy largo! ¿Puede ser que una hora me resulten como tres? Espero a que se acaben las malditas clases, como no, se me hacen muy largas. Quiero ir ya al lago, descubrir Érakon, saber si es verdad... Salgo de la escuela, como no, agotado. Me ha parecido una eternidad. Le he dicho a mi madre que iré al lago Covadonga con una amiga. Menos mal que ella no es tan malpensada como su madre. Bueno, mejor. Si es que así no hace preguntas y me deja ir. Seguro que quiere librarse de mí, seguro. Vamos... que llegue la hora, que llegue la hora. Y no, que no llega. Tengo que entretenerme con algo. A lo mejor echan algo bueno en la televisión... Bah, no sé para qué me molesto en mirar, ya que seguro que no habrá nada interesante. Los típicos dibujos animados para críos. Y he acertado. Miro la televisión, la miro, pero no echo cuenta a los dibujos. Es como estar viendo una cosa pero no darse cuenta de qué ves. Miro el reloj y luego a la pantalla. Y así unas cuantas veces, hasta que ya es la hora. Me vendrán a recoger dentro de unos quince minutos. Miro como voy vestido, bueno, estoy bien. Y ahora, a esperar y a esperar... Hasta que escucho el motor de un coche. Miro por la ventana. Es el coche del vecino; si, ese hombre que estaba de tan mal humor cuando llamé a su puerta. Suspiro y dejo de prestar atención. Bien... o llamarán a mi casa o gritarán... Entonces, escucho el claxon de un coche. Miro por la ventana y esta vez sí que son ellas. Cojo los materiales que decía el libro, que estaban en una bolsa; y salgo afuera. Me meto en el coche. Había calefacción, se escuchaba una suave música de jazz. La madre de Isabel estaba tras el volante, como no. Y su hija, en el asiento del copiloto. Luego, sale mi madre y empieza a hablar con la madre de Isabel. Y mira que son charlatanas las madres. Luego, después de... ¿media hora? Vale, exagero. Después de un rato, arranca el coche y nos ponemos en marcha al lago Covadonga.
-Umm... sabéis que aquí ya no hay fósiles, ¿verdad?-Pregunta, mientras conduce.
Jo, ¿ahora que excusa me invento?
-¿Quién sabrá?-Se apresura a responder Isabel-¡Además, me gustaría ir un rato al aire libre!
-¿Tú? ¿El aire libre? Además, en invierno no es tan bonito como en primavera. Víctor, ¿para qué vas tú?-Oh, vaya...
-Eh... bueno, yo nunca he ido.-Qué excusa más mala, en serio. En realidad, sí que he ido, pero no se me ocurre nada mejor que decir.
-¿Nunca?
-No.
Al parecer, está extrañada. Pero no le vamos a decir la verdad. Al menos, se lo ha tragado. O eso creo... Por fin hemos llegado, salgo del coche, no me gusta mucho estar encerrado. Además, no me gusta el olor a gasolina.
Tenemos que esperar hasta el crepúsculo, lo cual, tardará unas cuantas horas. Miramos el lago durante un tiempo. Hasta que entonces, la madre se va un momento. Este es el mejor momento para hablar con Isabel.
-¿Lo tienes todo?-Pregunto. Ella asiente y de su bolso, saca la piedra volcánica.
-¿Tú?-Señalo la bolsa de plástico. Entonces, mira a dentro. La botella está cerrada, lo cual, el aire no puede escaparse. Y en vez de una hoja de hiedra, me he traído unas cuantas, por si acaso se estropean.
-Perfecto-Dice-Ahora solo falta esperar...
-El problema es, ¿tu madre nos dejará aquí hasta al anochecer?
-No lo sé, pero creo que sí.-Entonces, en este momento, vuelve. Nosotros, hacemos una “falsa” conversación. Sobre cosas que nos pasan y eso. Y cuando se vuelve a ir, hablamos del mismo tema. De nuestros nervios, qué pasaría... Hasta que su madre tuvo que sacar el tema.
-Vosotros sabéis de Érakon, ¿verdad?-Sonríe.
-Eh... si.-Creo que lo sabe porque es arqueóloga.
-Al parecer, el libro ha desaparecido y lo buscan por todas partes, es una lástima, ¿verdad?-Trago saliva.
-Si, qué lástima... Lo habrán robado.-Dice Isabel, también, algo nerviosa. El libro ha desaparecido y nosotros estábamos leyéndolo el lunes.
-Aunque, parece casi imposible. El libro estaba bastante protegido.
-En un despiste se puede cometer un robo-Murmuro, un intento de que vuelva a pensar que es un robo.
-Umm... No creo que la seguridad fuese tan mala. A no ser que el libro desapareciese por arte de magia, es imposible que lo roben-Luego, suelta una carcajada.
<> Yo también suelto una carcajada, algo falsa.

Puedo ver como el sol empieza a esconderse, le lanzo una mirada cómplice a Isabel. Ella también lo mira y se levanta rápidamente. Su madre, también lo hace.
-¿A donde vais? Ya nos vamos. Está oscureciendo-
-Un momento, por favor-Dice Isabel, entonces, me levanto y los dos vamos corriendo al lago. Isabel echa la roca volcánica al lago y yo, la hoja y la botella. Me siento algo mal por tirar una botella de plástico al agua, pero es necesario. Entonces, con un palo del suelo, hago un círculo bastante irregular.
-Um... ¿eso es un círculo?-me pregunta Isabel.
-Bueno, tiene forma circular, podría servir.
-¡No, tiene que ser perfecto!-Dicho esto, me quita el palo de las manos y dibuja uno. Bueno, está mejor que el mío, tengo que admitirlo. Nos metemos en el círculo. Pasan unos cinco minutos, pero nada. La madre de Isabel empieza a llamarnos.
-¡Vamos!
Entonces, pasa algo increíble. El lago, comienza a arremolinarse. Y debajo de nuestros pies... Agua. No es broma, es como una catarata que en vez de ir hacia abajo, va hacia arriba. Un remolino de agua, que nos envuelve. El aire empieza a revolver los cabellos de Isabel, entonces, me doy cuenta de mi gorra. Me la agarro con fuerza. Si, prefiero agarrar mi gorra antes de morir. ¿Pasa algo? Entonces, al mirar arriba, puedo ver un agujero, formado tan solo por luz. Me ciega nada más verlo, todo es blanco... Tantos giros hace que me maree y la velocidad... Entonces, se vuelve todo negro.

jueves, 25 de agosto de 2011

Capítulo 5 Allá Vamos

ÉRAKON
CHAPTER 5
ALLÁ VAMOS
ISABEL

… Suerte que no me robó el móvil. Creo que he sido demasiado dura con él, desconfiando. Hoy estamos a domingo, le dije a Víctor donde estaba mi casa, aunque es mejor que le diga el parque. No sé por qué se lo he dicho, es la costumbre o es que estaba tonta y tenía ganas de recuperar mi móvil. Me voy a dormir, ya que es bastante tarde. Mañana tendré que madrugar, a mí no me importa, pero a Víctor... No sé si ese chico se levanta por las mañanas tan temprano.

Unos rayos de sol dan en mi cara, me revuelvo entre las sábanas, intentando dormirme de nuevo. No suelo madrugar, me gusta quedarme en mi cama un tiempo y luego, cuando llegue el desayuno, mi madre me llamará. Eso si está en casa, claro. Vale, mi madre está obsesionada con su trabajo, pero tampoco es que se ponga a trabajar en pleno domingo. Entonces, recuerdo que hoy me Víctor me iba a dar el móvil. Salgo de mi cama de un salto y me visto con rapidez. Me miro en el espejo. ¡Tengo pelos de loca! Eso es lo que pasa por irte a dormir con el pelo húmedo. Suerte que no haya cogido un resfriado. Cojo el cepillo y me peino lo más rápido posible. Pero como yo soy tan perfeccionista, hasta que no esté todo liso no paro. Me pongo unos zapatos y bajo rápidamente las escaleras. Hice tanto ruido que incluso desperté a mi madre.
-¿Isabel? ¿Qué haces tan temprano?-Pregunta. Luego, baja las escaleras. Puedo ver que tiene el pelo revuelto y la cara de “medio zombie” Eso me recuerda que me tengo que echar agua helada en la cara para despejarme.
-Pues...-Y entonces, le cuento como perdí el móvil y Víctor lo encontró y yo iba a recogerlo.
-Pero... No me fío, no puedes ir a quedar con un desconocido.
-No mamá, no es un desconocido. Yo ya le conozco.-Ella sonríe de oreja a oreja y suelta una risita. Me sonrojo rápidamente.
-¡Que no, mamá! ¡No te pienses cosas que no son!
-Vale, pero te acompañaré. Quiero saber como es ese “amigo”-Y suelta una risilla.

Al final, mi madre decide acompañarme al parque. Tarda un poco en peinarse y en vestirse, así que creo que retrasaré a Víctor. Luego, cruzamos la calle hasta llegar al parque. Y ahí está el chico, esperándome. Al ver a mi madre, enarca suavemente una ceja. Creo que no se lo esperaba. Mi madre está la mar de contenta. Y encima mira que pensarse cosas que no son...
-Eh...-empieza a decir Víctor-Tu móvil-Me lo tiende. Menos mal que está en buenas condiciones. ¡Anda! Si incluso lo ha limpiado.
-Gracias-Le digo, con una sonrisa.
-Hey, tú eres el “amigo” de Isabel, ¿verdad?-Dice mi madre, poniendo énfasis en la palabra “amigo” . Lo cual, Víctor se le queda mirando con cara rara.
-Eh... Si. Somos amigos-Lo de amigos ha quedado ya más que claro. Un momento de silencio y...-Soy Víctor.
-Ah, Víctor-Dice, mirándome con una sonrisa. Pongo los ojos en blanco.-Un lindo nombre. ¿Vais a la misma escuela?
-Nunca lo he visto-Le contesto, ya un poco molesta de que se hiciese ideas que no son.
-¿Dónde os conocisteis?-¡Por favor, mamá! ¡Cállate!
-En la feria del libro-Se apresura a contestar Víctor-Nos dimos cuenta de que teníamos los mismos gustos de lectura, lo cual, empezamos a charlar. También coincidimos varias veces en la biblioteca.
-Oh... por eso te ibas todas las tardes...-¿Qué le pasa a esta mujer? ¡Siempre pensando cosas equivocadas! Víctor, la historia que te has inventado es buena... ¡Pero has hecho que mi madre se haga ideas completamente equivocadas!-Bueno, me alegra de que tengas al fin un “amigo” y que no te pases todo el rato encerrada en tu cuarto.
Y mira que es pesada con el “amigo” Le lanzo una mirada que dice claramente: “¡NO LO ES!” O en mi caso: “NI AMIGO NI NADA” Mira, mis planes de poder hablar con Víctor sobre Érakon se desvanecen.
-Si, yo también me alegro de tener un amigo-¡Ay! ¡Se me ha pegado! Parece que la palabra del día es “amigo”. Por la cara de Víctor, esta algo extrañado y sorprendido. Tsk, y quien no. Mi madre a veces incomoda un poco. Un “poco”.
-Bueno... Yo me voy a comprar comida. Si queréis, podéis quedaros aquí hablando-Suelta una risita-¡Hasta luego!
Cuando mi madre ya estaba lo suficientemente lejos, Víctor habla:
-Eh... ¿Tu madre piensa que... nosotros... ESO?-No sabe expresarlo bien, yo tampoco. El se echa a reír. Me pongo roja. Por fin, para de reír para escucharme.
-Si, es que mira las cosas que se le pasan por la cabeza...-Suspiro-Bueno... ¿has conseguido alguno de los elementos?-Intento cambiar de tema. No quiero
-Si, tengo la hoja de hiedra, pero en mi casa-Ríe.
-Pues eso no creo que nos sirva de nada. Mi primo fue un día a las Islas Canarias y de ahí, robó una roca volcánica. Así que, yo podría robársela, esta vez a él.
-Pues... La hoja, la piedra volcánica, el agua... La luz es que tenemos que ir en ese momento, solo hay que encontrar a alguien que nos lleve.
<> Pienso. Ya que acaba de conocer a Víctor, no creo que se niegue a llevarlo.
-Bien, lo tenemos arreglado... ¿Pero y el aire?
-Pues... El novio de mi madre es muy aficionado a escalar montañas.-Me quedo sorprendida al escuchar que su madre tenía novio. ¿Se le habrá muerto el padre? ¿Están separados? ¿O no se han casado? Pero no le dejo demostrar que estoy sorprendida, simplemente asiento.
-Pues perfecto. Podría cogernos el aire y gratis.
-Ya... pero hay un problema. No creo que escale y coja aire en botella tan solo porque unos niños como nosotros se lo digamos. Y... no veo normal que yo mismo le de un soborno, ¿no?
-Pídeselo, ponte de rodillas. Lo que sea. Tan solo nos falta ese punto y lo conseguimos. Mi madre puede llevarnos al lago Covadonga, porque ya te conoce.
<>
-Está bien...-Suspira Víctor-Intentaré hacerlo.
-Gracias-Menos mal. Ya no tendré que gastarme mis ahorros. Pero, hay una pregunta.
-¿Por qué tenemos que viajar a Érakon?-Pregunto.
-Tenemos que abrir el puente, porque ya no hay vuelta atrás. Porque si no, según el libro, nosotros y nuestras familias correremos un gran peligro-Entonces, me cuenta lo que pasó ayer por la noche. Víctor y su madre estuvieron a punto de ahogarse. Según él, era una sensación tan real que era imposible que fuese una alucinación. Le creo.
-Pero... nos dieron de plazo una semana...
-Al parecer, quiere que nos demos prisas. El libro no está a broma.
-Podríamos consultarlo, pero es domingo... La biblioteca está cerrada.
-La pregunta es. ¿Por qué quiere que nos adelantemos? Será mejor que abramos el puente ya.-
-Por cierto... ¿miraste alguna cosa de mi móvil?-Le pregunto.
-No, ni si quiera sé como como funciona.
-Ah, pues mejor nos demos los teléfonos. Para llamarnos cuando estemos listos.-Víctor asiente y me dicta su número de teléfono para ponerlo de contacto en el mío. Luego, él saca el suyo y yo le digo mi número. Creo que él será uno de los pocos contactos que tenga.
-Bien... hasta luego-Dicho esto, me marcho a mi casa. Y como no, ahí me espera mi madre para preguntarme todo tipo de cosas sobre Víctor.
-¿Es inteligente? ¿es tonto? ¿Buena gente? ¿Amable? ¿sincero? Jiji, es muy guapo.
-¡Que no, mamá! ¡No te pienses cosas que no son!-Dicho esto, subo arriba. Bien... debería robarle YA la roca a mi primo, pero... ¿cómo? No es tan tonto como para no darse cuenta... Pero al menos, tendré que intentarlo. Vuelvo a bajar.
-¿A dónde vas?-Pregunta mi madre, hoy le ha dado por hacerme preguntas de todo tipo.
-A casa de Javi.-Le respondo, con suavidad. Parece sorprendida. ¿Por qué va estarlo? Será porque normalmente me paso el día en mi cuarto y no salgo de mi casa.

Su casa no está muy lejos, así que llego a ella con facilidad. Miro la puerta y llamo al timbre. Me pongo a rezar “que no esté, que no esté...” Y entonces, abre el mismísimo Javier, un chico de unos quince años. Iba en pijama y se notaba que ni siquiera se había peinado.
-¿Qué ha ocurrido ahora para que vengas, Isabel?-Me pregunta, no solemos tener muy buenas relaciones.
-Bueno, he venido a visitarte, ¿tanto te extraña?
Entonces, aparece el padre de Javier, mi tío, Fernando. Está algo extrañado de que le visite. Pse, por un día que lo hago...
-No seas así con tu prima, vamos, subid a la habitación...-Entonces, él suspira y va a su habitación. Yo le sigo. Las escaleras son bastante cortas. Cuando abre la puerta, puedo ver una habitación bastante desordenada... ¿Eso que hay encima de la cama son sus calzoncillos? Huy...
-Bueno... ¿seguro que solo venías a hablar?-Dice, al ver que observaba todo con repulsión.
-Si-Mentí-¿Cómo van las notas?
-Bah, bien, bien...-Cuando Javier dice “bien, bien” de esa forma, en realidad dice “fatal, fatal”
-Oh... de acuerdo...-entonces, pienso en alguna distracción. En su estantería, puedo ver que tiene esa roca volcánica. La necesito esa piedra sea como sea... Por mi bien y por el de Víctor. ¡Tengo una idea!
-Hey, creo que tu padre te acaba de llamar.-Le digo.
-¿Qué? No lo he escuchado.-Es normal, es que el padre no le ha llamado.
-Que sí, estás sordo... GAES- Río, Javier suspira y baja las escaleras. Esta es mi oportunidad. Cojo la roca y la meto en el bolso. Entonces, me dispongo a bajar las escaleras, pero Javier me pilla en medio del trayecto.
-No me ha llamado.
-¿no? Pues juraría haber escuchado: “¡Javier, ven aquí!” Bueno, será algún vecino. Me voy ya, ¿vale? He quedado con unas amigas.
-Que visita tan corta.-Mi comportamiento resulta bastante sospechoso, lo sé. Y no creo que Javier sea tan tonto como para no notarlo.
Luego, salgo por la puerta y suspiro. Voy dando saltos a mi casa, porque ya tengo la roca. Empiezo a tararear una canción, pues estoy bastante contenta. Creí que se daría cuenta. Pero seguro que sabe que pasa algo... Luego, descubrirá que su piedra robada ya no está y después, me echará las culpas. Pero la piedra estará dentro del lago Covadonga y quizás yo esté en Érakon.

Mientras voy paseando, siento como el mundo pierde su color y todo se vuelve en blanco y negro. Miro a los dos lados y luego, el mundo se desvanece y yo empiezo a dar vueltas. Intento gritar, pero no me sale la voz. De repente, acabo en una especie de mundo, en el que todo es blanco. Y no hay nada, solo yo. El mundo empieza a arder y yo con él. Grito y cierro los ojos. Al volver a abrirlos, puedo ver que estoy en la calle, y sigo viva. Suspiro, y luego, miro mis brazos y mis piernas. Ninguna quemadura. Ahora, tengo que llamar a Víctor.

-Interesante...-Dice, tras el teléfono. Le he contado todo lo que ha pasado.
-Quiere que nos demos prisa. Ya tengo la roca volcánica, ¿tienes la botella de aire?
-Se la pedí a Carlos. Naturalmente, me dijo que no. Pero tras insistir, dice que me traerá el aire. Aunque piensa que estoy loco. Volverá después de comer a darme la botella. -Suspiro aliviada, ya lo tenemos todo...
-Ahora, le pediré a mi madre que nos lleve al lago Covadonga. Me pondré de rodillas para que pueda ser mañana. Aunque creo que no hay problema, ya que ha encontrado unos cuantos fósiles ahí.
-De acuerdo. Llama si es así.-Entonces, cuelga. Mi madre está en el salón, había escuchado lo que había dicho.

-Por favor...
-No y no.
-Es que... ¡nos interesamos por la arqueología!
-¿de verdad? ¿Tú? ¿Loca por la arqueología? Bueno, no me extraña. Hace un momento hablabais de Érakon.
-¿Sabes qué es?
-¡Pues claro! Todo arqueólogo sabe lo que pasa con Érakon, el libro, lo que pasa... Creo que es el primer libro de fantasía que se escribió en esa época. Por eso empiezas a interesarte... ¿eh?
¡Buena idea! Gracias por la excusa. Asiento. Aunque, es lunes y no creo que nos deje en el momento del crepúsculo.

Lo sabía, tenemos que esperar hasta el fin de semana. Pues vaya. Espero que no ocurran cosas...

jueves, 18 de agosto de 2011

Cambio de plantilla

Kon'nichiwa!!

Bueno, pues he hecho un cambio de blog, espero que os guste... Aunque el rosa no me gusta a mí me parece bien... Bueno, ahora hago una cabecera... Y seguiré colgando capítulos de Érakon...

jueves, 4 de agosto de 2011

CAPÍTULO 4
¿CÓMO?
VÍCTOR


¿Pero qué le pasa a Isabel? Ejem, no puede dejarme un día solo, la verdad es que ya se parece a mi madre diciendo que debería tirar ya ésta gorra vieja. Pero no, para mí, esta gorra significaba bastante. ¿Por qué? No quiero hablar del tema y punto. No quiero dar explicaciones sobre ese tema. Pero es que ya tirarme el libro encima, es gordo. Acaricio la portada del libro, entonces, me acerco más.
-Lo siento-Susurro, sabiendo que el libro me escucharía, entonces, miro a mi alrededor. Nadie me ha visto. Después de esto, me echo a reír, pero silenciosamente. María del Carmen me mira extrañada, ya que hace unos segundos Isabel me había tirado el libro en la cara y yo estoy aquí, tan tranquilo, riéndome. Mi risa apenas se escucha, pero María del Carmen me conoce desde hace mucho y sabe cuando me estoy riendo. Cuando consigo calmarme – después de unos minutos – me levanto de mi asiento y dejo el libro donde estaba. Me dispongo a marcharme ya, porque sin Isabel y sus guantes, no puedo hacer nada con el libro. Entonces, en la entrada de la biblioteca, encuentro una cosa bastante extraña. ¿Es que a un niño se le ha caído un juguete? No, ninguno ha entrado en la biblioteca. Lo cojo y al observarlo mejor, veo que es un móvil de esos táctiles. Como Isabel ha sido la última que ha salido – aunque, en ese momento solo estábamos unos niños de bachiller y nosotros – supongo que es de ella. Suspiro, con las prisas, se le debe de haber caído. No sé ni si quiera para que lo recojo. Sé que llamará y yo tendré que darle el móvil por educación. Ella no dirá ni gracias porque estará enfadada conmigo por lo que ha pasado hoy. Es algo infantil, se nota bastante con lo que ha montado en la biblioteca. ¿Acaso ella puede leer con un ruido así? Pues que extraño, para mí me resulta imposible. Quizás sea de otro planeta y ella para leer necesite que una niña le esté dando la tabarra. Me río yo solo otra vez al pensarlo. Cojo el móvil y lo meto en el bolsillo, seguro que llamará, al menos, es lo que haría una persona normal y corriente. Si es que ella es normal, vuelvo a repetir. ¿Y si el raro al final soy yo? Bah, tonterías. Camino hacia mi casa, tranquilamente, sintiendo el móvil en el bolsillo y procurando que no se caiga – si es así, Isabel me matará seguro – Hasta que llego a mi casa. Miro el cielo, intentando averiguar la hora. ¿Pero qué estoy haciendo? Tengo en reloj de pulsera justo aquí. Lo miro, si, efectivamente. Son las seis, así que la biblioteca ha cerrado. Llamo a la puerta, ya que el timbre se ha estropeado y creo que mamá tardará bastante en arreglarlo. Espero, pero no aparece nadie. Llamo otra vez y nada. Y llamo otra vez.
-¡Abre la puerta de una vez! ¡Soy yo, Víctor!-Exclamo, entonces, alguien abre la puerta. Muevo una pierna hacia delante, pero me choco con algo. Espero ver el rostro de mi madre, pero en vez de eso, me doy en las narices con una barriga enorme. Miro hacia arriba y puedo ver la cara de un señor enfadado. Está sin camiseta y con una cerveza en la mano. Creo que me he equivocado. Voy a abrir la boca para hablar, pero el hombre me interrumpe.
-¡Maldito gamberro! ¡Largo!-Cierra la puerta, por poco hace que me pille el pie. Suerte que tengo reflejos y lo he apartado a tiempo. Suspiré y entonces, miré el número. Es el... 16, pues mi casa está al lado, el número 18. Mira que equivocarme...
Me dirijo hacia mi casa, pero la puerta ya está abierta y mi madre me mira con cara rara.
-¿Qué pasa?-Le pregunto.
-Te gusta molestar al vecino de al lado, ¿eh?-Me dice, poniendo los brazos en jarra.
-¡Pero no era mi intención! Yo solo me equivoqué de puerta, creí que estaba llamando a casa.
Ella frunce el ceño.
-Y yo soy tonta, ¿no? ¡Entra! Y que no vuelva a ocurrir-Abro la boca para hablar, pero mi madre hace su famoso gesto de: “Terminó el tema y gano yo porque soy tu madre” Suspiro resignado y hago ademán de subir las escaleras para ir a mi habitación, pero mi madre me detiene.
-¡Primero a la ducha!-Exclama, como si me hubiese leído el pensamiento. Suspiro de nuevo, y yo que pensaba que hoy me iba a librar de la ducha...

[…]

No, no preguntéis. Me tengo que ir a duchar demasiado temprano. ¿Por qué? Y yo que sé, normalmente, me voy a duchar a las nueve o a las diez. Subo a mi habitación, para coger la ropa y luego dirigirme al cuarto de baño. Antes de nada, dejo el móvil de Isabel en el escritorio, la bronca que me caerá si lo meto en la canasta y mi madre lo lava. Un escalofrío recorre mi espalda nada más pensarlo. Nada más dejar el móvil encima de la mesa del escritorio, empieza a sonar. Era una canción tocada a piano. Mira que gustos tiene la niña... Y llama justo en el mejor momento. No sé como, pero le doy al botón para coger la llamada. Me pego el móvil a la oreja.
-¿Hola?-Dice una voz, que, como no, es de Isabel..-Soy la propietaria de este teléfono, ¿sería tan amable de devolvérmelo? Podría dármelo en el parque o...
-Sabía que llamarías, ¿quién no lo haría?-Le interrumpo. Se hace un momento de silencio, hasta que Isabel reconoce mi voz.
-¡Víctor!-aquí la prueba de que sabe que soy yo-¿Cómo has podido? ¡¡Me has robado el móvil!!-Me quedo atónito ante la acusación. ¿Pero esta niña es tonta o qué?
-Si, he robado tu móvil y voy a sacar bastante con él, me pillaste-Respondo, con sarcasmo.
-¡Lo sabía!-Al parecer, Isabel no comprende lo que es la ironía-¡Eres un ladrón!
-... ¿eres tonta o qué?
-¿Cómo?
-No te he robado el móvil, es una broma. ¿Sabes...?
-¡Una broma!-Me interrumpe ahora ella-¡Una broma! Así que estabas enfadado y decidiste cogerme el móvil para gastarme una broma. Qué bonito.
Mira, pues me equivocaba. Isabel sabe lo que es la ironía.
-Me refiero a lo que dije antes, sobre mi “confesión” sobre que te robé el móvil. No te he robado nada, solo estaba tirado en el suelo y yo lo he cogido.
Se escucha un bufido al otro lado del teléfono.
-Oh, vamos, venga ya. Has llamado para que te devuelva el móvil, ¿no?
-Vale.
-Bien... dijiste que en el parque. Pero, el caso es, ¿qué parque?
-Cuando digo el parque me refiero al que está al lado de mi casa.
-¿Y dónde está tu casa?
Isabel me da muchas indicaciones para saber donde está su casa, yo las apunto en un papel, para que no se me olviden. Entonces, la voz de mi madre resuena desde abajo.
-¿¡Víctooor!? ¡A la ducha!-Dice, por su tono, parece estar desesperada o tiene prisa. Ladeo la cabeza, Isabel calla un momento. Se puede escuchar una pequeña risilla.
-Bien, esto es todo. Y ahí está mi casa.
-Pero, ¿no sería más fácil decirme el parque?
-Eh... Bueno, como mañana es domingo, nos vemos temprano.

[…]

Salgo de la ducha, en unos diez minutos. ¿Eso es lento? Pues a mi madre le parece lento, porque ha estado todo el rato gritando y diciendo que me diese prisa. Estoy el pelo mojado, ya que mi madre no soporta la espera. Y hablando de ella, ahora está subiendo las escaleras. Al verme, exclama:
-¿¡Aun no te has vestido!?
-Estoy en pijama, ¿quieres que me duerma con unos pantalones vaquero?
-¡Es que vamos a salir fuera!
-¡Pero no me lo has dicho!
-¡No me contestes y vístete de una vez!
Me meto dentro de la habitación, entonces, miro en el armario. Seguro que si me visto como me da la gana, me dará un chillido y me dirá que no, que me ponga algo que me ha comprado así. Me imagino la conversación:
“Víctor, no te pongas en chandal, que vamos arreglados.” o “Víctor, limpia esos zapatos” y seguro que la pelea de todos los días: “Víctor, ¡esa gorra fuera!” Nah, si al final voy a tener que salir sin ella. Cojo la ropa que me había comprado hace poco – quizás así me deje llevar la gorra puesta, son mis manías – y me visto rápidamente.
Mi madre está aun en la ducha, pero salió de esta con el pelo seco y liso y los labios pintados. También con medio kilo de maquillaje. Y ya, sabía lo que iba a decir:
-¡Víctor! ¡No quiero que mi hijo parezca un rapero! ¡Esa gorra fuera!-Y lo sabía. Niego con la cabeza y me encojo de hombros, con una mirada que dice: “¿O medio kilo de gomina o la gorra?”
-Vale, así está bien-Me dice. Luego, me indica a que salga por la puerta. Entonces, paseo tranquilamente – mi madre no, ella va a paso ligero – Hasta que encontramos a un hombre de la edad de mi madre, de pelo moreno oscuro y ojos castaños. Alto, con gafas. Oh, no... Este tipo otra vez no. Le lanzo una mirada asesina al hombre y luego, miro a mi madre. Por favor...
-Víctor, compórtate.-me dice con un susurro.-¿No podrías al menos intentar llevarte bien?
Es Carlos, el nuevo novio de mi madre. Y no, no me cae para nada bien. Es... es... ¡arg! Vale, ni si quiera yo sé decir qué tiene de malo, pero el caso es que me cae mal. También, es porque me da regalos. ¿Y eso qué es? Es como un soborno. La pregunta es, ¿tan cruel es mi madre para llevarme a una cita con ellos? Al ver al lado de Carlos, veo a un chico algo más pequeño que yo. Suspiro. Soy una herramienta para que se queden solos, ¿verdad? El chico se llama Marcos, es el hijo de Carlos. Los dos terminan en “os” Carlos y Marcos. Qué original... Ellos dos van hacia un bar, a tomar una tapa y a nosotros... Pues bueno, nos largamos a algún sitio. Marcos es un chico bastante pesado, no para de hablar. “¡Mi consola se ha roto y no puedo jugar!” “Odio la verdura” “¿Sabías que ayer me encontré un pintalabios en mi hamburguesa?” Esos son los principales temas, lo que hago yo cuando alguien me habla de un tema que no me importa, es asentir y decir: “Ah, vale” Y así hasta que de repente, paro de oír la voz de Marcos. Yo sigo hacia delante, pensando que Marcos tiene ya la boca seca de tanto hablar. Pero tanto silencio no es normal, así que me giro, a ver que le pasa. Me encuentro con que el chico está petrificado, con la boca abierta, como si fuera a decir algo.
-Vamos, deja de hacer tonterías.-Suspiro y me acerco a él. Intento moverlo, pero imposible. Es como si fuera una estatua. No, no. No puede ser... Miro a mi alrededor. Las personas que estaban andando también están ahora petrificadas y sin poder moverse. Solo pienso en qué podría pasarle a mi madre, lo cual, salgo corriendo a buscarla. Creo que es este bar en el que fue con Carlos... Si, es él. Para mi sorpresa, ella puede moverse, ahora, intenta mover a Carlos.
-¡Vamos, vamos!-Empieza a decir-¡No puede ser que tan solo yo pueda moverme!
-Mamá, no te alarmes-Dicho esto, ella se da cuenta de que yo estaba ahí. Va a abrazarme, aunque a mí no me gusta mucho, pero bueno. Sé que esto es obra del maldito libro. Porque, ¿qué cosas raras me han pasado? ¿Algunas más? No, no. Todas las cosas extrañas que me pasen serán culpa de Érakon. Aunque yo sepa que esto es obra de Érakon, no estoy tranquilo. ¿Por qué mi madre y yo podemos movernos? Creí que Isabel y yo eramos los únicos que sabían el secreto del libro. No será porque...
Empiezo a recordar las palabras del libro.
“... Por cierto, si no lo conseguís, grandes desgracias caerán sobre vuestras familias... Y sobre vosotros...”
Pero, ¿es que acaso no los hemos conseguidos? Todos los elementos... Son fáciles, excepto el aire, claro... Pero, era el plazo de una semana, ¿por qué nos pasa esto? Entonces, siento como algo roza mis pies. Era algo frío, bastante frío... Bajo la vista y puedo ver que es agua. Mi madre grita de nuevo. Pues vaya, mira que bien... El agua empieza a subir, a subir, y a subir. Cada vez más rápido. Nos llega hasta las rodillas, lo cual, nos subimos a una mesa. Y el agua empieza a subir, cada vez más. Unas voces dicen: “abre el puente hacia Érakon”. Ya nos llega el agua al cuello,casi no podemos respirar.
-¡Está bien!-Exclamo-¡Abriré el puente, pero ahora, dejad a mi madre y a mí!-El agua sigue, entonces, nos engulle y los dos acabamos en su interior...

-... ¡Víctor!... ¡Hace tiempo que no dices nada!-Escucho una voz-Me giro y puedo ver que a mi lado, está Carlos. Debe de haber estado diciéndome cosas. Me toco el cuerpo, puedo ver que estoy seco y vivo. Pero tengo tanto frío que estoy tiritando.
-Ah... lo siento, estaba distraído-Le digo.

Al terminar la noche, le pregunto a mi madre si se acuerda de ello, esta es su respuesta:
-¿Qué? Debes de tener alucinaciones-Suelta una divertida carcajada. No me gusta que no me crean, pero mejor así. Quiero mantener el secreto de Érakon rápido. Mañana, nada más llegar al parque, le diré a Isabel lo que me ha pasado. Y que tenemos que darnos prisas, espero que a ella no le ocurran cosas así.

martes, 31 de mayo de 2011

Érakon 3- Cinco Reinos, Cinco Elementos

Super Inspiración en tan solo un fin de semana *.*




CAPÍTULO 3
CINCO REINOS, CINCO ELEMENTOS
ISABEL



No puedo parar de pensar en lo que pasó aquel día. Ya sabéis, lo del libro que se escribía solo, que Érakon es un lugar en el que los seres humanos no podemos entrar... Tengo muchas preguntas en mente, una de ellas es, ¿qué hacía el libro, aquí en Asturias, si puede saberse? Es la pregunta que siempre me hago, pero es ciertamente extraño. Además, no creo que sea un timo ni una copia. Es exactamente igual que el que se encontró en Egipto. La misma portada, sin duda. Pero, aun me sigo preguntando que hacía ahí. Tampoco, hay explicación posible a que el libro se escribiese solo. La única opción que se me ocurre es esta: magia. Solo eso, ¿qué otra cosa puede ser? ¿Pero acaso existe realmente? No es posible que una máquina se sepa nuestros nombres, ya que nuestra sociedad no está tan avanzada como para que una máquina tenga datos sobre todo el mundo. Otra razón por la que no es posible, es que se encontró en Egipto. En una pirámide y los expertos dicen que tiene años y años de antigüedad. Otra pregunta: ¿Por qué los humanos no podemos leer el libro de Érakon, ni entrar en el mundo que menciona este? El libro parecía muy persistente, diciendo que no entremos, ya que cosas horribles nos ocurrirán y etcétera, etcétera. ¿Por qué? ¿Qué habremos hecho para que no nos dejen entrar? A lo mejor es que Érakon es un lugar peligroso, bueno, para seres como nosotros. ¿Pero quienes vivirán en ese inhóspito mundo? Seres fantásticos y majestuosos, seguramente. Ahora, son las seis de la tarde, lo mejor será que vaya a la biblioteca, no quiero hacer esperar a Víctor, porque me echó la bronca la última vez... Menos mal que hoy es sábado y no tengo nada que hacer. Mañana, la biblioteca cerrará y no podremos leer el libro. Una lástima, ¿no? Quería descubrir más cosas sobre el libro.
Llego a la biblioteca, supongo que Víctor ya habrá llegado. Lo busco con la mirada y ahí estaba, en una mesa más retirada que el resto, el lugar donde estaba antes. Está de espaldas, lo cual no puedo ver lo que está haciendo. Me acerco sigilosamente a él, para pegarle un susto. Cuando ya estoy a su lado...
-¡Hola!-Exclamo, Mari Carmen me vuelve a mandar a callar y Víctor pega un salto. Luego me mira y se relaja un poco al verme, pero solo por unos segundos, su rostro vuelve a ser pálido enseguida.
-Por poco haces que me pege un ataque al corazón...-Dice, poniéndose una mano en el pecho.
-Eh, ¿tanto miedo doy?-Bromeo, luego, me doy cuenta de que tiene unos guantes.-¡Anda! Te has traído los tuyos. Tarda un poco en responder, pero luego, habla:
-Ah, sí...-Es lo único que dice, ¿le ocurre algo?
Se queda como paralizado.
-¿A qué esperas?-Le digo, cruzada de brazos. Víctor me mira extrañado.
-¿Qué?-Pregunta
-Abre el libro. Para eso tienes los guantes, ¿no?-A este chico le pasa algo.
-Es que... creo que el libro no se abrirá.
-¿Por que lo crees? Bueno, si no quieres abrirlo, dame tus guantes y lo abro yo, para no sacar los míos del bolso.
El chico frunció el ceño, pensativo. ¿Qué le pasa? ¿No quiere prestarme unos guantes? Que rácano.
-Claro-Dice al fin y me tiende los guantes. Me los pongo e intento abrir el libro, pero nada, me pegué otro calambre.
-¿Ves?-Me dice Víctor.
Me quedo pensativa un momento, ¿cómo lo sabía este chico? Entonces, me vino una idea a la cabeza.
-No habrás intentado abrirlo, ¿verdad?-El se queda callado, lo sabía.-Eres...
-Lo siento-Se disculpa Víctor, agachando la cabeza. Suspiro y luego, cojo mis guantes del bolso y los miro detenidamente. ¿Por qué se abrió ayer? Me pongo los guantes e intento abrir el libro, otra vez. No me llevo ninguna sorpresa al ver que se abre, como si nada. Víctor abre la boca, sin poder creérselo.
-Ea, pues ahora, te quedas sin guantes por impaciente-El chico suspira.
-No te pongas así, que no es para tanto...-Empieza a decir, pero yo le corto con la mirada y me pongo a leer el libro.
Paso las tres primeras páginas y como me esperaba: Todo en blanco. Miro fijamente el libro durante unos minutos. Víctor hace lo mismo y después de un rato, algo empieza a escribirse.

"Creí que dejaríais el libro y que os olvidaríais de todo, pero parece que no. Bueno, yo os advertí y ya sabéis: la curiosidad mató al gato"

-¿Quieres parar ya de ser tan pesado con los riesgos que tendremos e ir al grano?-Le digo, algo molesta.

"Yo os lo advertí, que conste que no fue culpa mía. Bien, ya no hay vuelta atrás. Pero, para seguir leyendo este libro, tendréis que encontrar una lista de objetos."

-Pues vaya-Suspira Víctor-Después de darnos la lata con que no abramos el libro, ahora nos manda a buscar.

"Son los siguientes" Escribe el libro, ignorando al chico "Una hoja, un poco de agua, una roca, aire en botella y luz"

-¿Eso es todo? Es muy simple-Murmura Víctor.-En cuanto la luz, pues podríamos echarle una foto.

"Ojalá fuese tan fácil. La roca será difícil de encontrar, ya que será una roca volcánica, el poco de aire tendrá que ser de un lugar muy alto, una montaña, por ejemplo. Y la luz... tiene que ser del crepúsculo. La Hoja tiene que ser la de una hiedra. El agua, tendrá que ser del lago Covadonga. Hablando de ese lago, tendréis que estar ahí cuando esté apunto de anochecer, es decir, luz del crepúsculo. Un punto cumplido... Luego, echar la roca volcánica, la hoja y la botella con aire al lago, esa será el "poco de agua" aunque en realidad, sea mucha"

-Eso ha sido muy exigente...-Reflexiono.-Después de todo eso, ¿qué hacemos?

"Muy sencillo: Dibujáis un círculo con una rama en la tierra y meteros dentro de este. A los cinco minutos, entraréis en Érakon"

-Una cosa...-Empieza a decir Víctor-¿Para qué son esos objetos, si puede saberse?

"Eres un chico muy curioso. Bien, cada objeto representa cada mundo de Érakon. Es decir, que la Hoja representa a la Tierra, El el poco de agua representa al Agua, la botella con aire al Aire, la roca volcánia al Fuego y la luz de la tarde..."

-A la Luz-Le interrumpo, cayendo en cuenta.

"Muy inteligente."Escribe el libro, supongo que con sarcasmo "Bien, tenéis de plazo una semana"

-¿Solo eso? ¿Cómo conseguiremos llegas hasta allí?

"Ese es vuestro problema. Por cierto, si no lo conseguís, grandes desgracias caerán sobre vuestras familias... Y sobre vosotros"

Trago saliva. Si no lo hacemos bien... mis padres correrán peligro. Así que, tengo que llegar al lago como sea. No sé por qué hago caso a lo que dice (o más bien, hago caso a lo que escribe) este libro, ¿quizás porque nos ha pegado cuatro calambrazos y se escribe solo? Si, es por eso...
Pero yo quiero llegar a Érakon, pase lo que pase, así que tendré que escuchar al maldito libro este que se escribe solo

"No pienses en ese tono, Isabel" Se escribe en el libro, me sonrojo, ¿me ha leído la mente? Víctor me mira, sin comprender, ladeando la cabeza, pero luego respira hondo y cierra el libro de un golpetazo.

-Bien, pues tendremos que hacer algo con esos elementos.-Me dice, mirándome fijamente.-Ahora, a pensar en cómo lo vamos ha hacer...

Empiezo a pensar, reflexionando en las palabras que se escribieron hace unos minutos en el libro. Algunos elementos son fáciles para mí, como por ejemplo, la hoja. En mi jardín hay una hiedra, no creo que pase nada por que arranque una sola hoja. Y la piedra volcánica... no sé que hacer. Lo de la luz, es fácil, tan solo echar los objetos al lago en el momento del crepúsculo... Pero lo que me importa es cómo vamos a llegar al lago, podría llevarme mi madre, pero tendría que ir con Víctor y ella no sabe nada de él. Suspiro y luego, miro al chico.

-Yo me podría encargar de la hoja de hiedra.-Me dice-En mi casa tenemos una.
Sonrío ante sus palabras, aunque... ¿qué pasa con el aire de ese lugar alto?
-No sé qué podemos hacer con el aire.-Dice, me quedo sorprendida, es como si me hubiese leído la mente, seguro que pensamos lo mismo los dos, una mera coincidencia.
-Eso mismo me preguntaba yo. Podríamos llamar a un escalador para que se lleve la botella y cuando esté en la cima de una montaña, la más alta que haya aquí; que abra la botella y listo.-Propongo, aunque parezca estúpido, tengo un plan.
-Ya, pero ese hombre no haría eso por nosotros. Y no vamos a decirle: "Es que hemos encontrado un libro que se escribe solo y dice que para entrar en un mundo fantástico necesitamos aire de una montaña" Y si lo hacemos, nos enviarán al psiquiatra.-
Sabía que iba a decir eso, lo sabía. Pero como dije antes, tengo un plan.
-Aunque... podría hacerlo por dinero...-Sonrío y Víctor asiente, comprendiendo mi idea.-Si le pagamos una suma de dinero, podría hacerlo.
-¿Cómo de grande?
-Pues... al menos, unos cien euros... Sé que es mucho...
-Y no tengo tanto ni mi madre me lo dará.
-Pero, podríamos unirlos, vamos, Víctor. Podríamos hacer lo mismo que hicimos para comprar el libro. ¿Cuánto dinero tienes en tu hucha?-Espero que no sea poco, que no quiero llevar la mayor parte del dinero.
-Pues... no sé, unos 15 euros...
-¿Tan poco?
-Oye, yo no soy un millonario. Para mí eso es mucho.
-Ni yo soy millonaria, pero no tengo tan poco en la hucha. Bueno, así que tendré que llevarme yo 85 euros... en mi hucha creo que tengo unos cincuenta o sesenta, le pediré a mi madre un adelanto de paga.
-¿Ves? Yo ni siquiera tengo paga.
Suspiro y luego, me doy cuenta de que el chico aun lleva la gorra, pero si estamos ya en una sala, ¿para qué la lleva?
-Oye, ¿podrías quitarte esa gorra? Por un respeto a los demás, ¿quieres?-le digo, ¿por qué la llevará todos los días?
-¿Qué respeto? ¿Acaso eres calva o algo así?-Un hombre ya bastante mayor que no tenía ningún pelo en la cabeza, mira a Víctor con mala cara y luego, se pone un dedo sobre los labios. Parece haberse enfadado. El chico hizo caso omiso al vejete.
-Pues que no es de buena educación llevar una gorra cuando estás en un lugar cerrado y con techo. ¿Es que tu madre no te enseñó nunca de modales?
-Mira, no soy un chico de modales ni mucho menos. Así que, no voy a ser lo que no soy solo porque una niña rica me lo pida.
-¡Y DALE CON ESO! ¡QUE NO SOY RICA, PEDAZO DE IDIOTA!-Dicho esto, Mari Carmen nos mira a los dos con mala cara, al parecer, un aviso más y nos echa de la biblioteca.
Víctor ríe en voz baja y yo le pego una colleja, luego, intento quitarle la gorra, pero el chico se la sujeta con tanta fuerza que parece que se la ha pegado al pelo con "superglue"
-¡Quítatela ya, leches!-Exclamo en voz baja, el chico me mira y luego, suelta un suspiro.
-¿Para qué? ¿Tanto te molesta?-Dejo ya en paz a su gorra y le tiro el libro a la cara, furiosa. Luego, salgo por la puerta, ahora el chico se ha pasado, se ha pasado mucho y tan solo una pelea por una simple gorra de color verde. Pero me da mucho coraje. No es la gorra, el dueño de esta. Un chico extraño que siempre me irrita, de una manera u otra. Llego a mi casa, esta vez sin darme un golpetazo con una farola, aunque no paro de pensar en la maldita pelea y en lo idiota que es este chico. Una chica pasa por mi lado en bicicleta y hace que se me caiga el bolso.
-¡Ten más cuidado!-Le digo a la chica, furiosa. Estaba de mal humor...
-¡Lo siento!-Dice la chica en voz alta y luego sigue con la maldita bicicleta. Cuando voy a recoger mi bolso me doy cuenta de que he perdido el móvil. Lo busco por todas partes, pero no está por ningún lado. Además, no puedo volver a la biblioteca, ya que estará cerrada, son las seis y cuarto... Suspiro y recojo el bolso. Luego, sigo hacia delante. Llego a mi casa y lo primero que hago, es coger el teléfono fijo para llamar al número de mi móvil. A lo mejor lo ha cogido una persona amable y humilde que estará dispuesta a darme el teléfono. Bah, chorradas, seguro que no escucharé a nadie y me lo habrán robado. Pero, cuando llamo, alguien coge el teléfono. Suspiro aliviada.
-¿Hola?-Digo.-Soy la propietaria de este teléfono, ¿sería tan amable de devolvérmelo? Podría dármelo en el parque o...
La persona que está tras el teléfono me interrumpe.
-Sabía que llamarías, ¿quién no lo haría?-Dice una voz familiar, pego un brinco.
-¡Víctor! ¿Cómo has podido? ¡¡Me has robado el móvil!!-Le acuso.

*************************************************

Tomatazos, en los comentarios ;)

jueves, 5 de mayo de 2011

Érakon 2- ¿Existe?

CAPÍTULO 2

¿EXISTE?

VICTOR


Este capítulo está dedicado a Claudia, a Laura H. , a Alba y por último y no más importantes: A Jasminchito (Jas), por haberme dado ánimos a continuar la historia. Gracias ;;;/////;;; Sois geniales.


Érakon... Un libro que me parecía ya muy interesante. ¿Cómo lo encontré? Lo encontré en un artículo de periódico. Normalmente, no suelo leerlo, pero en ese momento, no tenía nada mejor que hacer. Para empezar, era domingo y la biblioteca estaba cerrada... ¿Qué podía hacer ese día? Encontré el artículo de periódico sobre la mesa, lo estaba leyendo mi madre, pero al final, lo cogí yo. Me interesó la parte en la que ponía con letras grandes: "LIBRO ENCONTRADO EN PRIRÁMIDES DE EGIPTO" Así que me interesé más por el. Busqué por internet, entonces, ahí vi toda la información posible, la máxima. ¿Quién llegaría a pensar que una semana después, lo tendría en mis manos? Pero, era imposible, ¿qué hacía en la feria del libro? ¿Por qué estaba ahí? Si hace poco se descubrió el libro... Es ciertamente extraño. Pero, no será tan solo mío, también será de una chica llamada Isabel. En resumen: tenemos un libro compartido. Lo mejor de todo, es que parece que ella me tiene algo de manía, porque por poco volvemos a discutir en la calle, ¿haré algo mal? No, es ella. Dará lo mismo, ¿quién quiere llevarse bien con tu "compañero de libro" cuando puedes leer el libro y ya está? Eso si, cuando nos lo leamos, me lo quedo yo... Aunque es ella quien puso más dinero... Y hoy, ya es el día. Hoy podré leer de una vez (al menos, empezarlo) el libro de Érakon. El mítico mundo, en el que no pueden entrar los humanos. Pero, esto me huele a chamusquina, ¿qué hacía ahí? Me estoy repitiendo bastante, pero eso me huele a chamusquina. En fin... Ahora, son las una del mediodía... Solo unas cinco horas más y listo. ¿Por qué seré tan impaciente? No puedo prestar atención a las explicaciones del profesor de matemáticas, hasta que entonces, siento un golpe en la cabeza. No es grave, pero tampoco es que haga cosquillas.

-¡Víctor! ¿Podrías volver con nosotros un momento?

<< Oh, lo siento, estaba en la Luna, un lugar donde no hay profesores que te peguen una colleja cada dos por tres >> Pienso, pero no digo nada, ya que no quiero volver a casa con un parte de disciplina. Me muerdo la lengua y asiento.

-Disculpe, no volverá a pasar-Me "disculpo" y luego, sigo atendiendo a la clase. Estaba explicando cosas pasadas de ya primaria, pero yo ya me las sabía de memoria. Algo de las fracciones: "Numerador y Denominador" "Las fracciones equivalentes son las que representan la misma parte de la unidad" Me habían obligado a aprendérmelo de memoria en primaria, así que, no hay problema. Me cuesta mucho prestar atención, ya que estoy con otras cosas en mente y la explicación me parece aburrida. Miro a la pizarra y a las cosas que escribe el profesor, sin prestarle mucha atención. Pero a la vez, atiendo. En resumen, que el 89% de mi mente estaba en las nubes, pensando en Érakon y el 11% estaba en la explicación. Lo único de lo que me entero es que ahora, estaban hablando de los números mixtos. No estoy prestando la menos atención, lo siento, pero me cuesta muchísimo atender a cosas que ya me se. Parece ser que el profesor se ha vuelto a dar cuenta.

-Víctor, dime qué es un número mixto-Ordena el profesor, acercándose a mi pupitre. Me levanto y le digo la respuesta.

-Es un número-Le respondo, intentando ganar un poco de tiempo.

-Exacto, es un número, ¿pero por qué está formado?

Entonces, la voz me sale sola.

-Está formado por un número natural y otro fraccionário.-Le digo rápidamente. El profesor asiente y vuelve a explicar. Han pasado cinco minutos y ya no me acuerdo de lo que había dicho. Hasta que por fin, llegaron las tres, es decir, la hora de recoger e irse a casa. Au Revoir!

Llego a mi casa en tan solo cinco minutos. Es comprensible, aunque mi casa no esté muy cerca del instituto, tengo mi bicicleta. Aunque con ella, normalmente trado quince minutos en ir a casa. Lo que pasa es que hoy no me he tenido que parar para cruzar la carretera, ya que habían pocos coches. Me quito la mochila de los hombros, así me sentí mejor, porque no sabéis el peso que llevo ahí dentro. Luego, la deposito en el suelo y voy corriendo hacia mi habitación. No os creáis que es muy grande, ahí tengo mi cama deshecha, una estantería repleta de libros, un escritorio desordenado, una mesita auxiliar y otro armario, pero en el guardo las cosas de entretenimiento, como los videojuegos y tras cosas. Miro a mi alrededor, el cuarto estaba hecho un deshorden, pero da igual. Decidí dejarlo como estaba y recogerlo luego. Cuando digo luego, me refiero a cuando mi madre suba y me diga:

"Esto es una leonera"

Sin embargo, me pongo a jugar con la consola que me regaló mi tío Marcos por las Navidades de hace ya dos años. No es el último modelo, pero parece nueva, del buen uso que le doy. Entonces, introfuzco el juego y me pongo a jugar a "pokémon" Pero lo dejo a los cinco minutos, ya que no puedo concentrarme, pensando en el libro, es que no puedo ni capturar un maldito pokémon... A ver... ¿Qué puedo hacer ahora? 3 horas de puro aburrimiento. Intento hacer los ejercicios que habían, al menos, eso hizo que se despejase mi mente... Con los ejercicios, pasaron dos horas. Una más y a la biblioteca... ¡pero qué estoy diciendo! Voy ahora mismo y leo el libro, con o sin Isabel. Entonces, voy hacia allá y le pido a Mª del Carm... es decir, a Mari Carmen, el libro.

-¿Donde está tu amiga?-Pregunta

-Supuestamente, debería llegar a las seis, pero como no podía parar de darle vueltas al asunto, he venido a aquí por el. Tranquila, no lo leeré, es solo para sacarlo a mano y punto.

Ella ladea la cabeza, pero luego asiente.

-Siempre pondré ese libro en la estantería del rincón-Me señala con el dedo la estantería-Recuérdalo.

Asiento y luego, voy a por la estantería. Hay un sitio cerca de ella, así que decido que ahí me sentaré. Cojo el libro, que no me costó mucho encontrarlo y luego, me siento. Tengo el impulso de leerlo, pero pienso que seguro que lo mejor era tener paciencia y esperar a Isabel. Mientras tanto, cojo un libro cualquiera y me pongo a leerlo, esperando a Isabel...


Ya ha pasado mucho tiempo e Isabel sigue sin venir, ¿qué le ha pasado? Espero que tenga una buena explicación para justificar su tardanza, porque son ya las ocho y media, lo cual faltan treinta minutos para las nueve. Le tengo más manía al reloj... hoy he estado todo el día mirando cuanto faltaba para las seis, y ahora, para que esta no venga. Suspiro y pienso que ya no vendrá. Me levanto del asiento y pongo el libro de donde lo había sacado y luego, me dirijo a la puerta. Pero ahí, me choco con alguien. Era una chica de cabellos cobrizos y ondulados, con unos ojos color miel. Iba vestida con un chaquetón de color rojo, ya que fuera hacía mucho frío. No cabe duda, es Isabel. No me disculpo por el choque, ya que me ha tenido esperando unas tres horas y media... bueno, en realidad, dos horas y media, recordad que yo vine aquí una hora antes.

-¿Dónde habías estado?-Pregunto.

-Lo siento, tuve que ayudar a mi madre-Contesta la chica, agachando la cabeza, como si estuviera arrepentida.

-Me has tenido esperando mucho tiempo.

-¡Vale! Te he dicho que lo siento. Espero que no hayas leído el libro sin mí.

-Debería haberlo hecho, ya que tardabas demasiado.

Isabel pone los ojos en blanco.

-¿Dónde está el dichoso libro?

Con un gesto con la mano, le señalo la estantería y los dos nos sentamos en la mesa que estaba al lado, en la que me había sentado yo antes.

Con la mano temblorosa, voy a abrir la tapa del libro, pero en ese momento... ¡Me pego un calambrazo en la mano!

La agito con fuerza y aprieto los dientes, debido al dolor. Isabel, en vez de preocuparse, ríe.

-¡Energía estática!-Grita entre risas, pero en ese momento, Mari Carmen la manda a callar. Ahora soy yo el que ríe.

-Recuerda que estamos en una biblioteca-Vuelvo a mirar al libro-No pienso tocar más esa cosa.

-Pero si solo era una cosa de la naturaleza...-Susurra Isabel, aun riendo.-No sabía que fueras tan gallina, Víctor.

-Pues tócalo tú, anda-le digo y luego, sigo agitando la mano, escuece mucho.

Ella pone los ojos en blanco y alarga la mano hacia el libro, pero le pasa lo mismo que a mi, ¿por qué lo se? Porque ha pegado un pequeño brinco en el sitio, por eso. Ahora, vuelvo a reír.

-Parece que el libro nos tiene manía a los dos-Bromeo.

-No digas esas cosas-responde Isabel, molesta-Tiene que haber una forma poder abrir el libro...

Nos pasamos un rato pensando, hasta que en ese momento, a Isabel se le ocurre una ideal.

-¿Y si cogiésemos unos guantes?-Sugiere-Tengo unos en el bolso.

Los saca. Eran unos guantes que nada más verlos, te entra una sensación de calidez. Con eso, tendría las manos calientes. De un color... carmín. No es que me agrade mucho ese color, pero bueno, o me pongo los guantes y leo el libro, o me voy a casa y toda esta espera sería para nada. Ella me tiende un guante, el de la mano derecha y yo lo cojo y me lo pongo en mi mano.

Luego, alargo la mano, con intenciones de abrir el libro. Cierro los ojos, pensando que me iba a pegar otro calambrazo, cuando en ese momento... Abrí el libro. Suspiro aliviado, pero luego, me sorprendo al ver lo que pone en el libro.

No había nada en absoluto.

-¿Es esto una broma?-Pregunta Isabel, pero luego, calla al ver que letras empiezan a escribirse por el libro. Dicen lo siguiente:


"Hola Víctor, hola Isabel"


Los dos nos quedamos atónitos y luego, seguimos leyendo. ¿Cómo era posible que el libro supiera nuestros nombres? Además, se escribía solo. Tiene que ser un sueño formado por mi fértil imaginación, seguro. Pero, tengo al extraña sensación de que no lo es, pienso que esto que está pasando, por muy extraño que sea, es real.


"Sóis bastante osados como para atreveros a abrir este libro, teniendo en cuenta vuestra poca edad. Sabéis a la perfección que vosotros, los humanos, no podéis entrar en Érakon, ni tampoco leer este libro. Sin embargo, mirad lo que estáis haciendo"


Lo estamos leyendo, pero bueno, creía que era el argumento del libro.


"No es el argumento del libro, Víctor" Se escribe en el libro, como si me leyese la mente. Esto es imposible... "Claro que es posible. Eso es porque nunca has creído en la magia, ¿verdad? Bueno, si leéis esta página, solamente, esta página, no os ocurrirá nada. Podríais seguir con vuestra aburrida vida como mortales y olvidar este libro. Pero si continuáis... Ya no hay marcha atrás. Así que os lo aconsejo: dejad este libro, cerradlo para siempre"


Y eso es lo que iba a hacer yo, pero en ese momento, Isabel me detiene.

-¡No!-Exclama, pero esta vez, en voz baja-¿No ves los misterios que oculta este libro?

-Ya, pero ya lo has visto: El libro se escribe solo, ¿ves normal seguir, cuando te acaba de decir que no lo hagas?


"Muy listo" escribe el libro "Y muy ingénua. Si continuáis, podríais incluso encontrar la muerte."

-Pero entonces, ¿qué hace este libro aquí, en la Tierra si puede saberse?-Pregunta Isabel, pero en ese momento, el libro no escribe nada, nada de nada. Solo, sigue blanco en blanco, pero además... Lo que había escrito antes, se borra. Era sorprendente... Era... mágico.

-Tienes razón-Le digo a Isabel, recordando lo de antes-Deberíamos seguir leyendo, ¿qué pasaría si algo se estuviera cociendo y por culpa de eso, todo el planeta sufriría las consecuencias?

Asiente y luego, cuando íbamos a abrir el libro, Mari Carmen nos avisa de que dentro de dos minutos, iba a cerrar y que lo mejor, sería que nos fuésemos yendo a casa, que era tarde.

-Au Revoir-Me despido de Isabel y de Mari Carmen y me voy a mi casa, rápidamente. No hemos tenido tiempo de leer nada, pero lo que hemos visto ha sido sorprendente. ¿Realmente existe Érakon? Supongo que si, no hay otra explicación a que el libro se ponga a escribir solo y que me lea el pensamiento.


Llego a mi casa y ni siquiera ceno, solo me pego una ducha para despejarme y luego, directo a la cama. Soñé con el libro, con Érakon (el mundo), con que llegávamos ahí y... Acabábamos muertos. Qué bonito...

**


Un nuevo día... Menos mal que hoy es sábado. Me duele la cabeza, me he despertado ya unas cuantas veces por la noche, empapado en sudor, con el maldito sueño sobre el mundo. Así que, supongo que hasta las doce de la mañana, no volveré a ser humano y me quedaré zombie durmiendo en la cama. Entonces, suena el despertador. Mi cabeza... No le echo mucha cuenta e intento seguir durmiedo. Pero el insiste en levantarme... Está bien, tú ganas... Este maldito despertador sabe hacer bien su trabajo. Lo veo todo borroso y "doble" así que me cuesta mucho darle al dichoso despertador, pero al final, lo consigo. Entierro la cara en la almohada y luego, sigo durmiendo. Pero escucho la voz de mi madre.

-¡Víctor! ¿Estás despierto? ¡El desayuno!-Suelto una maldición por lo bajo y luego, voy hacia la cocina, con desgana. Unas tostadas, ya ves tú que ganas... Me las como y luego, vuelvo a mi habitación, a dormir.

Ahora, a esperar que sean las seis. La biblioteca también estaba abierta los sábados, pero no los domingos. Antes de dormir, cojo el despertador y hago que suene para cuando sean las cinco y media, para que al menos me de tiempo a vestirme. Pero claro, no me voy a pasar todo el tiempo durmiendo, no. Lo he puesto así por si acaso... Me despierto las una (tarde, al menos, dormí un poco) y luego, me pongo a hacer unos dibujos en la agenda, ya que me aburro mucho. Suena el despertador a las cinco y media. Me visto y me peino, aunque no se por qué, porque me pondré la gorra como siempre... Y luego, voy a la biblioteca. Isabel llega tarde, como siempre... Miro mi reloj de pulsera... Pues no, soy yo quien llega temprano. Cojo el libro y me siento en la mesa de "siempre".

Me entra la curiosidad... Pues está bien, abriré el libro y le echaré una ojeada. Esta vez, metraje mis propios guantes, pero cuando voy a abrirlo... ¡Me pego otro calambre!

-¿Es que este libro me tiene manía solo a mi o qué?

Entonces, escucho una voz femenina a mis espaldas.

-¡Hola!